Nicolás Sánchez-Albornoz fue uno de los presos que construyeron el Valle de los Caídos. En 1948 fue detenido y condenado a trabajos forzados en Cuelgamuros por intentar refundar un sindicato de estudiantes.

Huyó a Francia cuatro meses después y se exilió a Argentina. Jamás ha querido volver a pisar el Valle de los Caídos. Andrea Ropero pudo hablar con él en un día que supone un hito para la Memoria Histórica de España, el día de la exhumación de Franco.

Nicolás aseguraba que llevaba esperando ese día "desde hace muchos años": "Es importante porque los franquistas creían que eso iba a misa, que no le iban a tocar nunca y que tenían el poder para mantenerlo ahí. Esto es el resultado de la presión de gran parte de la sociedad española que estaba indignada porque todavía hubiese cuerpos en cunetas, y que este señor, el responsable, estuviera calentito en el Valle de los Caídos".

Como preso político que trabajó en la construcción del Valle de los Caídos, consideraba una victoria y a la vez "una lástima" que los que fueron sus compañeros no pudiesen vivir ese día.

Algunos partidos políticos estaban en contra porque decían que la exhumación era "abrir heridas". Sánchez-Albornoz consideraba que, al contrario "resuelve heridas que no habían sido afrontadas. Los miles de individuos que todavía siguen en cunetas, ¿no tienen heridas?", se preguntaba en su charla con Andrea Ropero.

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