Hasta ese momento solo Canadá, Bélgica y Holanda habían aprobado la ley de matrimonio homosexual. Sin embargo en España la alegría de gran parte de la sociedad contrastaba con la oposición frontal de la Iglesia Católica y de los sectores más conservadores: "Si no es un hombre y una mujer, si no es un esposo y una esposa no es matrimonio", aseguraba el secretario general de la Conferencia Episcopal 2003-2013, Juan Antonio Martínez Camino.

El Partido Popular llevó la ley ante el Tribunal Constitucional, pero a la espera de la decisión del Constitucional muchas parejas decidieron casarse y celebrar así un derecho que había costado muchos años conseguir

En medio de este clima muchas parejas decidieron casarse y celebrar un derecho que había costado mucho tiempo conseguir, Guillermina Domínguez y Estela Lama son una de esas parejas: "Nos miramos y nos dijimos ¿nos casamos? Ya estamos tardando", asegura Estela. "Reivindicar la ley nos pareció maravilloso. Salió en junio y nosotras nos casamos en octubre y fue una boda muy bonita", recuerda Guillermina

Estela supo desde el principio que se sentía atraída por las mujeres: "Desde que tengo uso de razón he sido y soy lesbiana, a mí siempre me atrajeron las mujeres".

En el caso de Guillermina no fue así, siguió el camino establecido y fue al separarse cuando se dio cuenta de que no era feliz: "Yo me casé con el padre de mis hijas porque creía que era lo obvio y a raíz de la separación es cuando me doy cuenta de que mi vida no era esa. mi problema fundamental era no reconocerme a mi misma".

Y no solo se dio cuenta ella: "Mi hija pequeña conoció a Estela y me dijo 'me encanta tu amiga mamá porque te hace reir'. Cuando un niño de ocho años te dice eso es porque hace tiempo que no te ve reir".

Lo más duro fue comunicarlo a la familia, para Estela supuso dejar de contar con su madre: "Cuando yo decidí hablar con mi madre que aún vivía, fui a casa y le dije mira soy lesbiana. Aquello fue un drama monumental, se me desmayó. Yo sabía que ahí ya con mi madre ya no podía contar"

Para Guillermina era fundamental que sus hijas no sufrieran: "En mi caso el drama viene porque yo soy madre de tres hijas, para mí fue el objetivo principal que les hicieran el menor daño posible y aún así se lo hicieron. Una compañera le dijo 'oye tu madre es boyera ¿no?' y ella le dijo 'no, no, no mi madre es lesbiana, pero es muy feliz ¿y la tuya?'".

También ahora ha cambiado mucho la percepción de la sociedad y además destacan que que no es lo mismo una gran ciudad que un pueblo pequeño. "En este país no todo es Bilbao, Barcelona, Madrid, Sevilla, hay otras situaciones muy complejas. A veces te decían Chueca es un gueto pues bendito gueto porque yo al menos puedo ir cogida de la mano de mi mujer".

Pero su vida transcurría en una ciudad más pequeña: "Entrábamos en una cafetería y de verdad, los codazos los movimientos de sillas... yo decía que les pasa a esta gente. Yo creo que no daban un duro por nuestra situación".

A pesar de que ya han pasado unos años aseguran que no está todo conseguido: "Los derechos se conquistan con mucha lucha y se pierden con el aleteo de una mosca" y creen que "aún tendrán que pasar muchos años para que esté totalmente asentado".

En 2012 el TC desestimó el recurso del PP y falló a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo.