Anatomía de... una goleada
La peligrosa celebración de los aficionados españoles que vieron la goleada del España-Malta: "El esfuerzo podría haber quedado en nada"
Después de que la selección española lograra marcar los 12 goles que le permitían clasificarse para la Eurocopa del 84, los aficionados que se encontraban en el Benito Villamarín se volvieron locos. Su celebración puso en peligro la hazaña conseguida por el equipo.
Era un momento de euforia, de desenfreno, de celebración. La afición que presenció la hazaña de la selección española aquel 21 de diciembre de 1983 saltó al terreno de juego del Benito Villamarín cuando supo que el milagro se había producido. España se clasificaba, contra todo pronóstico, para la Eurocopa del 84 después del gol de Señor, el 12º de aquel partido.
"Cuando marcó Señor, grité el gol escaleras abajo, cruzándome por medio de la gente para ponerme el primero en el foso y saltarme al campo, que, de hecho me salté", cuenta Javier Maldonado, uno de los forofos de la selección que vio el espectáculo de aquel día, en Anatomía de.... Lo hizo dos veces: "En la primera vez, saltamos un grupo de unos 30 o 40 y entre Camacho y la Policía nos echaron a patadas de allí a la grada otra vez", recuerda entre risas. "Temían que se suspendiera el partido ya que estaba la proeza conseguida", afirma.
José Antonio Camacho, uno de los jugadores que disputó aquel partido, también participa en este reportaje de laSexta: "Hubo como una pequeña invasión y estábamos amenazados con que nos podían sancionar si eso ocurría. Yo recuerdo que empecé a echar gente. Imagínate si después de esto nos sancionan sin poder jugar", cuenta, aún con el susto en el cuerpo.
Juan Señor, anotador del último gol que firmaba el pase a la Eurocopa, cuenta que cuando comenzó a celebrarlo fue cuando el árbitro pitó el final. "Corrí a abrazarme con los compañeros que estaban en el banquillo, con Miguel Muñoz y Vicente Miera, y quería vivirlo allí y decir: 'ha sido posible, estamos aquí y somos unos fenómenos'".
Javier Maldonado afirma que ese día, el estadio era "un manicomio". "Los locos estábamos todos sueltos", añade. Estaban en el terreno de juego, abrazando a jugadores, arrancando las camisetas, quitándoles las botas a los futbolistas. "Yo toqué a Goiko y a Manu Sarabia", presume.
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