Cometió una imprudencia, es lo que habría declarado el maquinista Francisco José Garzón al juez, tras llegar a las dependencias judiciales en Santiago de Compostela pasadas las seis de la tarde.

Allí llegó en un coche de policía, esposado, con la cabeza baja y unas oscuras gafas de sol. Una hora después se le llevaba ante el magistrado, quien repartía el atestado policial sobre el accidente. Y ya a partir de las ocho comenzó a responder a las preguntas del juez.

Ya han trascendido algunos detalles de esa declaración. Garzón habría reconocido que entró con exceso de velocidad en la curva de Angrois. Y que por lo tanto fue una imprudencia por su parte. La mayoría de las preguntas que le hicieron se centraron en saber si frenó y qué pasó.

Él habría contestado que no sabía que estaba en ese punto del recorrido y que llegó a frenar... pero demasiado tarde. Habría descartado un fallo técnico o en el vehículo, aceptando así un "error humano".

El interrogatorio se producía cuatro días depués del fatal accidente y según los que estaban alli fue muy emotivo. Antes de que comenzaran esas preguntas se hacía también un análisis en su móvil, para investigar las llamadas que se hicieron desde su teléfono minutos antes del accidente.

Tras dos horas ante el juez el maquinista quedó en libertad con cargos: se le ha retirado el pasaporte, tendrá que comparecer semanalmente y le inhabilitan durante seis meses para conducir ferrocarriles.