La pesadilla de Rose Kalemba comenzó la noche en la que fue secuestrada y violada durante 12 horas por dos hombres en Estados Unidos. Aquello fue sólo el comienzo porque una vez liberada tuvo que sufrir la falta de apoyo familiar, la indiferencia de la Policía y lo peor: soportar las imágenes del ataque colgadas en una web porno.

Según recoge la 'BBC', aquella noche Rose salió a la calle a dar un paseo cuando apareció un hombre que, amenazándola con un cuchillo, la obligó a entrar en un coche. Una vez en el vehículo, fue trasladada a una vivienda en el pueblo vecino donde fue violada por dos hombres mientras un tercero grababa la agresión sexual.

Tras el ataque, amenazaron con matarla. Entonces Rose guardó la calma para negociar con ellos: si la liberaban, nadie conocería su identidad.

Su familia le dio la espalda

Cuando la joven llegó a casa tras la violación, su padre llamó inmediatamente a la Policía para denunciar lo ocurrido. Sin embargo, no encontró respaldo en el resto de su familia. "Dijeron que me lo había buscado por salir a caminar tan tarde", ha explicado la joven.

Además, una vez en el hospital, un policía le preguntó si había existido consentimiento y Rose, que se encontraba llena de cortes, no dio crédito ante la pregunta. "Me trataron de una manera muy indiferente, no había amabilidad ni calidez", recuerda. Una vez fue dada de alta, intentó acabar con su vida, pero su hermano lo evitó a tiempo.

Colgaron los vídeos en Internet

Meses después, la joven descubrió que habían grabado la violación, que las imágenes habían sido colgadas en un portal de pornografía y que muchos de sus compañeros de instituto las estaban difundiendo. La joven se puso en contacto con la página web para que se eliminaran los vídeos, pero no lo cnsiguió.

"Los títulos de los vídeos eran 'adolescente llorando y abofeteada', 'adolescente desmayada'", ha contado Rose. A pesar de la brutalidad de las imágenes, nadie salió en su defensa. Todo lo contrario: "La gente me decía que me lo merecía, que yo los provocaba. Que yo era una puta". Unos vídeos que, según ha comentado la joven, arrasaban en cuanto a número de reproducciones: "Uno tenía 400.000 visualizaciones".

Desesperada, Rose tuvo una idea para que borraran las grabaciones: se hizo pasar por un abogado y amenazó a la página web con interponer una demanda.

Compartió su historia en las redes

Los hechos tuvieron lugar en 2009 cuando Rose tenía 14 años y ahora ha decidido sacar a la luz los hechos para que nadie vuelva a sufrir un calvario similar.

Kate Isaacs, trabajadora de 'Not Your Porn', una asociación que trabaja contra esta clase de vídeos no consentidos y proporciona apoyo a las víctimas, asegura que el caso de Rose es uno más de tantos: "Lo que le sucedió todavía ocurre en la actualidad".

Por ello, reclaman leyes más duras que respalden a las víctimas y ayuden a combatir contra este tipo de situaciones.