Pasillos llenos de gente, escaleras impracticables o la búsqueda de un hueco imposible en un vagón repleto de personas. Esta es la situación en la que se encuentran muchos de los pasajeros gallegos al intentar coger un tren en Galicia en los últimos meses. Sobre todo, desde que Renfe redujo 36 frecuencias de trayectos de media distancia en toda la Comunidad.

Los pasajeros denuncian con vídeos e imágenes del interior de los vagones que la seguridad no siempre les acompaña durante el trayecto.

"Estábamos viajando niños y adultos de pie. Incluso, hubo una situación de riesgo en la que una de las madres estuvo a punto de caer al suelo", ha señalado Gerardo Sánchez, uno de los usuarios comunes del servicio de red de trenes.

Gerardo usa el tren todas las semanas. Harto de no tener donde sentarse presentó una reclamación a Renfe. La compañía le respondió que se podían ofrecer plazas con o sin asiento. "Me indigné yo, y otra mucha gente", ha explicado el usuario.

En este tipo de trenes existen dos clases de billetes. Por un lado, los que tienen una plaza previamente asignada.  Por otro, los que permiten al usuario hacer un recorrido determinado de pie. Sin embargo, hay un número limitado de pasajeros que pueden ir de pie y, en este caso, no se está cumpliendo.

Esto es lo que también denuncian los sindicatos. Renfe, por su parte, reconoce que en los días puntuales hay mucha gente en los trenes, pero no llega a haber ningún tipo de saturación.

Tras la tragedia de Angrois, el Ministerio de Fomento anunció nuevas medidas de seguridad, como el uso de cinturones o el anclaje de maletas. Sin embargo, la cantidad de gente que copa los vagones es tan grande que las maletas, finalmente, tienen que colocarse en cualquier sitio disponible.

"Cuando el tren está a punto de llegar a la estación y está frenando, siempre da un frenazo un poco más fuerte y te puedes caer", declara una pasajera.

Los pasajeros entienden que ir hacinados en el tren no es legal, por lo que seguirán luchando por la búsqueda de un sitio.