Un estudio elaborado por el Hospital Universitario de Albacete ha determinado que el coronavirus es una afección neurotóxica, es decir, que afecta al cerebro.

La investigación ha concluido que el COVID-19 es una enfermedad que no penetra en el órgano pero sí daña su membrana protectora, la barrera hematoencefálica, que separa al propio tejido del riego sanguíneo del resto del cuerpo.

Esto es lo que explica que una de cada diez personas que haya pasado el virus presente secuelas neuromotoras. Entre las más comunes, pérdida de memoria y olfato, calambres, fatiga o dolor de cabeza. Tomás Segura, responsable del servicio de neurología del centro, detalla otras: "No pensar con la misma claridad, imposibilidad de hacer dos cosas a la vez o lentitud a la hora de hablar".

El profesional explica que "no creen que el virus se haya acantonado en el cerebro del paciente y le impida funcionar bien, como el de la varicela, sino que fue capaz de penetrar en la barrera hematoencefálica y, al no estar perfectamente sellada, puede hacer que el cerebro no opere al 100%".

De los pacientes hospitalizados por la enfermedad, un 20% sufría trastorno de conciencia, un 20% tenía trastorno conductual o del sueño, un 17% achacaba dolores musculares y un 14% cefalea.

Ahora tratan de descubrir el motivo de ello para encontrar un tratamiento adecuado. Cuentan con 40 pacientes a los que han sometido a pruebas de agilidad visual, verbal y manipulativa y esperan llegar a 100.