La historia de Merlin Pambuan es de esas que dejan sin aliento. Como enfermera veterana de la UCI, su trabajo durante 40 años ha sido atender a los pacientes más graves en su hospital de Long Beach, en California.

Esa situación dio la vuelta la pasada primavera, cuando la mujer se convirtió en uno de esos pacientes: ingresó en la UCI del Centro Médico St. Mary, donde quedó inconsciente, sedada y con respiración asistida a causa de una infección por COVID-19.

Pambuan ha estado durante nueve meses al borde de la muerte en varias ocasiones. La situación llegó a ser tan grave que los médicos discutieron acerca de las opciones para llegar al final de su vida.

Finalmente despertó y pudo respirar por sí misma, aunque los estragos de la enfermedad hicieron que tuviera que someterse a una dura terapia para recuperar su fuerza y movilidad.

Este lunes, la enfermera fue dada de alta tras ocho meses y salió emocionada por la puerta del hospital, arropada por vítores y aplausos de sus colegas.

"Esta es mi segunda vida. He estado ingresada nueve meses. Antes cuidaba a los pacientes críticos y ahora me han cuidado a mí", dijo Pambuan momentos antes, mientras se preparaba para salir de su habitación del hospital, acompañada por su esposo, Daniel, de 63 años, y su hija, Shantell, de 33, una aspirante a trabajadora social que pasó meses junto a la cama de su madre.