70 años de recuerdos

Maricarmen luchará "hasta el final" contra su desahucio: "Ni mis años ni mi cansancio me lo van a impedir"

Los detalles Esta mujer, de 87 años, asegura que no abandonará su hogar, en el que ha construido 70 años de su historia, el próximo 29 de octubre a las 10:30 horas: "Esta es mi casa, es mi vida".

Maricarmen, de 87 años, se enfrenta a un desahucio contra el que luchará "hasta el final".
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"Voy a seguir luchando hasta el final". Son las palabras de Maricarmen, la mujer de 87 años a la que quieren echar de su casa tras comprar un fondo buitre el edificio donde ha construido 70 años de su vida. Los nuevos propietarios exigen que esta mujer deje atrás su hogar y todos sus recuerdos el próximo 29 de octubre a las 10:30 horas.

Cuando el inmueble fue comprado, reclamaron a Maricarmen que pagara un alquiler de 1.650 euros al mes, más del triple de lo que hasta ahora ha sido su gasto en esa vivienda, situada en el barrio de Retiro. Asimismo, la afectada asegura que actualmente recibe una pensión de 1.450 euros: "Me sentí humillada. ¿De qué vivo entonces?", narra.

La anciana denuncia a su vez que recibió el aviso de desahucio el 9 de octubre, es decir, tan solo 20 días antes. "Ni mis años ni mi cansancio me van a impedir seguir luchando. Lucharé hasta el final".

"No me voy a ir de mi casa"

"No me voy a ir de mi casa. No sé si vendrán o no", asegura. La clave es que su vivienda es de renta antigua, ahí es donde se encuentra el problema con el fondo.

Un contrato de este tipo, según una abogada, permite dos subrogaciones. La excepción que se necesita para que tenga carácter vitalicio teniendo en cuenta que es hija y no cónyuge es una discapacidad superior al 65%. "En este caso no se cumple porque tiene el 50% pero hay que tener en cuenta que tiene 87 años", añade.

Su historia ha dado la vuelta al país y simboliza la de miles de personas que están siendo expulsadas de sus casas. Es por ello que las redes sociales y el Sindicato de Inquilinos e Inquilinas de Madrid se han volcado con esta mujer, quienes piden justicia.

"Han muerto mi padre y mi madre. Esta es mi casa, es mi vida", sentencia Maricarmen, que sostiene que no se moverá del lugar que llama hogar y que tantos recuerdos recoge entre sus paredes.

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