Jonathan es un chico transexual que lleva 18 años en las Fuerzas Armadas y realizó su transición de género durante el servicio militar. "He estado en el conflicto del perejil. Me he comido meses y meses sin comer bien, sin dormir, al pie del cañón, dando mi vida. Y mi hoja de servicio estaba en blanco, como si yo no hubiese hecho nada en el Ejercito", denuncia.
Aunque su contrato no terminaba hasta dentro de ocho años, le han dado de baja. Para él, es un caso de transfobia. "En el boletín se me refleja todavía como 'doña', siendo en el registro civil varón, 'don Jonathan'".El Ministerio de Defensa alega que lo han cesado por padecer dos patologías incompatibles con el servicio. Según él, le diagnosticaron problemas en las piernas y un trastorno ansioso-depresivo.
Pero él piensa que le han despedido por esta última. "Sufría burlas diarias; me decían 'medio hombre', 'polla de plástico', 'monstruo'. Una vez uno se me echó encima y me dijo que me iba a quitar la enfermedad rozándose conmigo, que qué mierda hago allí, que si me gusta comer pollas, ver las pollas", relata Jonathan.
Sobre estas vejaciones, al Ministerio de Defensa no le consta ninguna denuncia por acoso. Él, emocionado, no lo denunció por miedo. "No me veía capacitado en ese momento, pensaba que no iba a conseguir nada", explica. Falta mucha sensibilización dentro de las fuerzas armadas, según denuncian desde los colectivos LGTB.
"Siempre se enmascaran detrás de otra serie de argumentos que evidentemente no son discriminatorios", explica Charo Alises, abogada y miembro del grupo de juristas de FELGTBI. A pesar de ello, Jonathan deja su caso en mano de la Justicia y no abandona su sueño de ser militar.