Este jueves la consejera de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente valenciana, Isabel Bonig, ha admitido que la unidad UTA3736 había sufrido tres descarrilamientos previos. Ante este cambio de versiones, es inevitable preguntarse si esta unidad estaba preparadas para operar en el metro.

Según declararon los responsables de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana al perito judicial y a la jueza que investigó la tragedia en la que murieron 43 personas, la unidad UTA3736 "jamás" había sufrido percance alguno. Sin embargo, según informa el Diario de Levante, la máquina tuvo tres descarrilamientos previos al accidente.

El primero tuvo lugar en 5 de noviembre de 1993, entre Massarrojos y Moncada, debido a la rotura de la banda de rodadura de la unidad. El segundo descarrilamiento sucedió en 1998, cuando el convoy descarriló entre Alberic y Villanueva de Castellón mientras circulaba a 30 km/h. El maquinista llegó, incluso, a declarar que las UTA3736 no eran unidades preparadas para circular por el metro.

El tercero ocurrió el 13 de junio de 2003, a la entrada del apeadero de Realón entre Torrent y Picassent, debido a la rotura del eje del 'bogie' trasero de la unidad. Mientras que en los tres primeros descarrilamientos de la UTA3736 no hubo víctimas, el cuarto terminó saldándose con 43.