Alberto S.G, el joven de 26 años interno en la prisión madrileña de Soto del Real tras, supuestamente, matar a su madre, descuartizarla, introducir trozos de su cuerpo en táperes para después guisarlos y comérselos, permanece en la enfermería de la cárcel sometido al protocolo antisuicidios.
Fuentes próximas a la investigación del caso han indicado que, tras cumplir el procedimiento habitual del ingreso en prisión como la toma de huellas, fotografías y entrevistas con el servicio médico, la dirección de la prisión tomó la decisión de que el interno ingresara directamente en la enfermería.
Además, acordó poner en marcha el protocolo antisuicidios lo que significa que el recluso cuenta con la vigilancia de otro considerado de confianza para la prisión y denominado "preso sombra".
Según las fuentes consultadas, este interno permanece también en la enfermería para así controlar a Alberto S.G, que fue detenido en la vivienda donde residía junto a su madre, Soledad G., de 66 años, en el barrio madrileño de Ventas.
Al piso, situado en el número 50 de la calle de Francisco Navacerrada, acudió una patrulla de la comisaría del distrito de Salamanca después de que una amiga de Soledad mostrara a la Policía su preocupación porque no la veía desde hacía un mes.
Fuentes próximas a la investigación han explicado que cuando los agentes llegaron y el joven les dejó entrar, se encontraron con una escena dantesca, ya que el propio hijo les mostró varios táperes de distintos tamaños con trozos de su madre almacenados en el frigorífico y en el congelador.
No solo eso, el presunto parricida reconoció que se había comido ya algunos trozos, y muestra de ello, añaden las fuentes, es que en la cocina había una olla con restos de algún guiso con verduras, por lo que todo apunta a que el joven cocinaba las partes del cuerpo de su madre.
Algunas de ellas, como huesos o extremidades superiores, el detenido se las había dejado al perro, del que se han hecho cargo los servicios municipales veterinarios.
La frialdad del hijo y las explicaciones a los agentes en el domicilio -luego en dependencias policiales prefirió no declarar- apuntan a un caso de canibalismo excepcional y a que el joven sufre un trastorno mental, indican las fuentes, que destacan que el detenido consumía drogas y que contaba con doce antecedentes policiales por maltrato a su madre.
Según las fuentes consultadas, la mujer podría llevar muerta entre dos y tres semanas, si bien la autopsia a los restos hace difícil datar la fecha exacta.
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