La sequía es de lo poco que crece en unos campos de Valencia. El agricultor valenciano Pere Roqué asegura que la suya es una situación delicada. "Hemos perdido más del 50% de las 25 mil hectáreas que cultivamos", lamenta.

La falta de lluvias, que está castigando a todo el país, se nota y mucho en los cultivos. En Cataluña, otro asegura que ha perdido el 100% de la cosecha de secano y la de regadío va mal. "Se está planteando tirar la fruta al suelo para que los árboles no padezcan estrés hídrico porque si no, desgraciadamente, también se nos moriría el árbol", explican desde ASAJA.

Para muchos agricultores la única solución pasa por unos seguros que no cubren a todos los cultivos. Desde la citada fuente explican que el tema de la sequía era una cosa más de los cereales de secano desde la creación de los seguros. Por eso no incluyen aquellos productos que necesitan regadío. La fruta dulce, por ejemplo, no está dentro de la sequía.

Pero ni siquiera los productos de secano lo tienen tan fácil. Roqué explica que los seguros fijan condiciones para que la pérdida sea indemnizable. "Como no se está adaptando al ritmo del cambio climático, muchas veces no acaban de llegar a esos ratios que te imponen para poder cobrar un seguro", critica.

Estos requisitos a veces no se cumplen porque la temperatura no es lo suficientemente alta o porque la pérdida de producción no es lo suficientemente grande a pesar de los gravísimos niveles de la sequía.

A este hecho se suman los pocos cultivos que hay asegurados. Menos del 50 % de las plantaciones de uva o plantas herbáceas tienen seguro por sequía, pero en el caso de los frutos secos solo un 11 % de de los campos están asegurados. Los de olivos menos del 5%.

Los agricultores piden ayuda, pero no para proteger la producción. Ya la dan por perdida. Piden ayuda para proteger sus explotaciones y su futuro.