Cuando Diego, 'Mayor Tom' de nombre artístico, escribió una canción para su hija, pensó que ella nunca podría escucharla. No obstante, hoy hasta la canta. Lo hace gracias a un implante coclear que Julieta lleva desde que tenía poco más de un año.

"Ha hecho falta mucho esfuerzo, mucha logopedia. Mucho apoyo de todos los médicos, pero al final ella va a su cole, con sus compañeros y es una niña feliz", cuenta el cantante Mayor Tom.

La implantación del dispositivo corre a cargo de la Seguridad Social, pero el mantenimiento y renovación de la mayoría de sus componentes tiene que salir del bolsillo de las familias.

"Son elementos muy caros, y van desde un cable que puede costar 200 euros, al procesador, que es el elemento más caro, que cuesta alrededor de 9.000 euros", cuenta Carmen Jáudenes, directora de FIAPAS.

Hay personas que no pueden pagarlo. Roberto Martín lleva dos implantes cocleares, pero tuvo que irse a Bélgica, donde el dispositivo le costó la mitad.

"Imagínate pasar del silencio absoluto a oír. A lo mejor no oír igual de bien que los demás, pero algo oirás. Por ejemplo, poder oirte a ti mismo, a más gente. Oír música", cuenta Roberto.

El Ministerio de Sanidad ya trabaja para ampliar la fianciación a todos los componentes. Porque las más de 13.000 personas que oyen gracias a estos implantes recuerdan que oír no es un privilegio; es un derecho.