Durante toda la mañana, Bomberos y Ertzaintza, acompañados por la Unidad Canina, han continuado las labores de excavación y búsqueda de los dos trabajadores desaparecidos el pasado jueves en eldesprendimiento ocurrido en Zaldibar, Bizkaia.
Lo han hecho protegidos con un traje de seguridad preparado para trabajar con amianto hasta que, sobre las 13:00 horas, han tenido que paralizar estas tareas debido a la inestabilidad del terreno.
Estas permanecerán suspendidas, por lo menos, hasta el domingo, tal y como han decidido los geólogos que han estado inspeccionando la zona y que volverán a valorar las condiciones del terreno y ver si se retoman o no las labores de búsqueda de los desaparecidos.
"Nosotros nos estamos centrando en garantizar esas condiciones y que el suceso quede confinado a las tareas de rescate, recuperación y remediación", ha destacado Elena Moreno Zaldibar, viceconsejera de Medio Ambiente en el País Vasco.
"Nuestro objetivo es claro: encontrarlos y devolverlos a sus familiares", ha añadido José Antonio Fernández, del servicio de Emergencias vasco.
Medio Ambiente aconsejó mejoras
Un informe de ingeniería encargado después de que el Gobierno vasco hubiera detectado algunos "aspectos a subsanar" en el vertedero de Zaldibar aconsejó asegurar la estabilidad del terreno para evitar accidentes, según ha indicado el departamento de Medio Ambiente.
El vertedero debía realizar controles geotécnicos de los materiales depositados para garantizar la estabilidad de la instalación, que en 2019 registró unas 511.000 toneladas de residuos, de las que 4.200 eran materiales que podían contener amianto.
Medio Ambiente ha señalado que la instalación de la empresa Verter Recycling 2002 S.L. obtuvo su autorización ambiental integrada para la actividad de vertedero de residuos no peligrosos de origen industrial el 22 de enero de 2007.
Para lograr la autorización ambiental de acuerdo a la legislación europea la escombrera debía tener "controles muy rigurosos para evitar o reducir al máximo las emisiones" a la atmósfera, el agua y el suelo, así como la justificación de las condiciones constructivas, como su impermeabilización y su estabilidad.
La viceconsejería de Medio Ambiente inspeccionó las instalaciones y en el último control, el 10 de julio de 2019, "se detectaron en el vertedero distintos aspectos a subsanar, por lo que se emitió requerimiento para que se aportara documentación complementaria".
A raíz de este, la empresa respondió con un estudio que en sus conclusiones recogía que el vertedero era "estable con la configuración actual, desde el punto de vista global, tanto frente a roturas circulares, como frente a roturas de bloque por el plano de debilidad que constituye el conformado de base".