La niña, de Gloucester (Reino Unido) acaba de recuperarse de la grave enfermedad que contrajo cuando un familiar le dio un beso. Esta persona, sin querer, contagió herpes a la pequeña.

Sienna Duffield

El frágil y delicado cuerpo de la pequeña no pudo hacer frente al virus como lo puede hacer un adulto y la enfermedad casi se la "come viva", como explicó su madre, Savina French-Bell, en una entrevista con el diario británico 'Mirror'.

Sienna Duffield

La enfermedad hizo que la niña tuviera dolorosas ampollas que iban desde su boca hasta los ojos. La piel, cubierta por llagas, sangraba con facilidad y, según su madre, parecía "que le habían rociado la cara con ácido".

Su familia tenía que cambiar las sábanas de la cama de Sienna cada día y tenía que tirar mucha de su ropa debido a lo mucho que sangraba la pequeña.

Ropa de Sienna Duffield

La niña fue ingresada en el hospital, donde también comenzó a ser alimentada a través de una vía porque había dejado de comer debido a la enfermedad. Su madre comenzó a administrarle cremas y antibióticos con los que luchar contra el virus y lograr así que no empeorara.

"Durante ocho meses fue horrible, cada día había sangre en sus sábanas y me asustaba que saliera a la calle", confiesa Savina. Durante esos ocho meses, los antibióticos no hicieron efecto y la enfermedad iba y venía.

Sienna Duffield

Ahora, por fin, parece que la enfermedad se ha ido para no volver, aunque siempre podría hacerlo. Savina espera que su hija se mantenga sana, ya que "cuanto mayor se haga la niña, mejor va a luchar su cuerpo contra las infecciones".

Sienna Duffield y su madre