Grupos feministas han salido a las calles de Bolivia para censurar la actuación de la Iglesia católica en el país, que ha presionado para que una niña de 11 años no aborte.

"Voy a luchar y voy a hacer que se escuche mi voz por todas las niñas que no pueden hablar", asegura una manifestante. "Queremos dar nuestro apoyo a la niña y, además, repudiar la doble moral de la Iglesia, hipócrita y pederasta", denuncia otra mujer.

En un primer momento, la menor había expresado su intención de interrumpir su embarazo tras sufrir abusos sexuales por parte del padre de su padrastro. Sin embargo, desde la Iglesia católica convencieron a su madre para que no abortara a cambio de una ayuda económica.

"Exhortamos a las autoridades públicas a respetar y proteger el derecho a la vida y a la salud de la niña víctima de violación", indicó Diego Pla, secretario general adjunto de la Conferencia Episcopal Boliviana.

El Gobierno rechaza la intervención de la Iglesia en estas situaciones. "No es posible que se involucren de esa manera para decidir sobre la niña que ha sido víctima de un abuso sexual", sostiene Marianela Prada, ministra de la presidencia boliviana.

En Bolivia el aborto solo es legal tres casos: violación, estupro o relación incestuosa. "Ya se había procedido a la interrupción legal del embarazo de la niña como correspondía, no es posible que estos grupos romanticen una violación", añade Prada.

La ONU califica de tortura someter a una niña a un embarazo forzado. "Una niña es una niña y las niñas no están para embarazarse, para dar a luz", afirma Nydia Pesantes, representante boliviana de ONU mujeres.

Un caso que destapa una terrible realidad en Bolivia. En 2020 se produjeron casi 40.000 embarazos en el país de menores de 18 años, 104 niñas embarazas al día.