Paul se mudó de casa una semana antes del asesinato. Durante esa semana, la mujer no paraba de mandar textos que mostraban su enfado. En uno de esos mensajes se encontraba una foto de su hija antes de ser asesinada. La imagen estaba acompañada de una frase: "Pensé que merecías una última foto y un último recuerdo de ella".
La policía encontró a Macey, de dos años, en su casa con hemorragia en la cara, ojos y párpados. Cody dejó una nota antes del asesinato: "Estoy aquí pensando en matar a mi hija y luego suicidarme". En el juicio, la mujer declaró que se despertó junto a su hija muerta y, justo esa misma tarde, volvió a declarar cambiando su testimonio: había sido ella quien la mató. Se enfrenta a una pena de prisión.