Al llegar a su casa de la escuela, el pequeño, de 15 años, se encontró a su madre, Natalia Krapivina, de 43 años, ensangrentada y llorando mientras su vecino, Roman Pronin, con un cuchillo le obligaba a tener relaciones sexuales, según informa 'Daily Mail'.

Los vecinos, al escuchar el ruido llamaron a la Policía mientras el atacante huía. Los agentes, al llegar, se encontraron a los cuerpos inconscientes y llenos de sangre. Aunque ambos en un principio estaban con vida, el niño permaneció en coma durante nueve meses.

Un año más tarde, Vanya mostró una gran mejoría después de recibir el tratamiento de un cirujano ruso e, incluso, comenzó a reconocer a su enfermera. Pero, tras contraer gripe en octubre, su condición empeoró y, finalmente, murió a causa del grave ataque.