Según han informado fuentes
cercanas al caso, el ministerio público ha activado el protocolo previsto para
el seguimiento de los antiguos presos considerados como peligrosos, tras
recibir informes penitenciarios que alertan de que el violador múltiple no está
rehabilitado y su riesgo de reincidencia es elevado.
Hasta la reforma del año
2015, el Código Penal no preveía imponer medidas de vigilancia a asesinos y
violadores que salieran de prisión una vez hubieran cumplido la condena
impuesta, por lo que la Fiscalía aprobó un protocolo para garantizar un control
no invasivo de los exreclusos considerados como peligrosos.
Gregorio Cano saldrá el
próximo jueves del centro penitenciario en que estaba interno, tras cumplir los
20 años de prisión que la ley prevé como máximo, de los 167 que se les
impusieron por las 17 agresiones sexuales de las que se confesó autor,
cometidas entre el 23 de febrero de 1997 y el 1 de mayo de 1998 en portales y
edificios despoblados de Barcelona, L'Hospitalet de Llobregat y Montcada i
Reixac (Barcelona).
Instituciones
Penitenciarias comunicó a principios de este mes a la Fiscalía la excarcelación
del violador múltiple y le ha alertado de que no se le considera rehabilitado,
de acuerdo con los informes de los responsables tratamiento del centro
penitenciario en el que ha cumplido su condena.
Además de ordenar a la Policía
catalana su seguimiento, la Fiscalía ha requerido a los Mossos d'Esquadra que
se pongan en contacto con las víctimas del violador para avisarlas de su
excarcelación. Tal y como prevén los protocolos, los Mossos d'Esquadra ofrecerán
protección a las víctimas, que podrán disponer de custodia policial como mínimo
durante el período de un mes, prorrogable, desde la excarcelación del violador
múltiple.
El caso de Gregorio Cano
fue el primero de España en que un tribunal aplicaba la medidas de computar los
beneficios penitenciarios a un condenado sobre el total de la pena impuesta, en
este caso 167 años de prisión, por lo que se le obligaba a cumplir los 20 años
de cárcel efectiva establecidos como máximo por la ley.
Antes de que la sección
quinta de la Audiencia de Barcelona impusiera los 20 años de prisión efectiva a
Gregorio Cano, otros depredadores sexuales redimieron gran parte de sus penas
realizando trabajos de lavandería o limpieza en prisión, como los conocidos
como "violador del Eixample" o "violador de la Vall
d'Hebron", que cumplieron 16 y 13 años entre rejas, respectivamente.
Gregorio Cano, que
atacaba a mujeres de entre 18 y 39 años de edad amenazándolas con una navaja,
fue detenido en mayo de 1998 después de que la policía le tendiera una trampa
utilizando como "cebo" a una agente vestida de paisano.