A sus cinco años Abel ya sabe cuáles son los síntomas de su alergia a los ácaros. Su alergólogo le prescribió hace dos años un tratamiento para combatirlo que incluía una vacuna, que sus padres, los dos en paro, nunca le han llegado a poner, porque no pueden asumir su coste.
El precio de las vacunas varía. Son individualizadas y su precio oscila entre 200 y 300 euros. Algo inasumible para muchas familias, que incluso con la financiación de la seguridad social les tocaría pagar entre un 50% y un 60% de su bolsillo.Ya lo notan en las farmacias. Vacunas que no se retiran y por tanto se pierden, porque el paciente no tiene dinero para pagar.
Los alergólogos son los que han dado la voz de alarma y advierten de que una vacuna prescrita para tratar una alergia es rentable y eficaz. Sin embargo, familias como la de Abel no pueden elegir y ya se preparan como pueden para un año, que después de tantas lluvias, ya se ha anunciado que será muy malo para los alérgicos, con una intensa polinización y floración.