La Organización Internacional del Trabajo cifra en 168 millones los niños que trabajan en todo el mundo, menores que en su mayoría tienen entre 4 y 15 años de edad. Casi la mitad está desempeñando tareas peligrosas y se cuentan más de 8,5 millones en situación absoluta de esclavitud.

Este domingo se celebra el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, y la OIT ha centrado el tiro este año en las cadenas de producción y suministro, de la agricultura a la manufactura pasando por los servicios de la construcción, áreas sensibles donde puede estar presente el trabajo de los niños.

El propio director de la OIT ha explicado que si bien son muchas las grandes compañías que toman medidas para evitar la presencia de niños en sus cadenas de suministro globales, gran parte del trabajo infantil se da en líneas de suministro para consumo local y nacional, problemática que tiende a ser ignorada.

Ya sea en estas cadenas de producción o en otros ámbitos, hay más niños de los que se pueden contar cuyo día a día consiste en "sobrevivir a las amenazas físicas, la violencia sexual o la pobreza crónica dentro de una familia endeudada", como denuncian en Save The Children.

Niños que realizan largas jornadas de trabajo a cambio de muy poco o nada y son considerados como un objeto por parte de sus empleadores, quienes los humillan, los someten a abusos o los venden para que vuelvan a ser explotados. La ONG habla de 8,5 millones de niños esclavos en todo el mundo.

Ellos son los más vulnerables de esta pirámide que enriquece a industrias como la agricultura, la minería o el textil. Son niños en su mayoría comprados y vendidos para ser explotados sexual o laboralmente, niños forzados a trabajar para afrontar la deuda de sus mayores, obligados a enrolarse con un grupo armado o 'secuestrados' realizando tareas domésticas en condiciones de esclavitud.