Es temprano por la mañana, suena la alarma y te preparas para un día más. Pero de repente miras el calendario: es martes y 13. Para algunos, susto. La mayoría de culturas tiene una serie de creencias propias o prestadas de otras cuya explicación es difícil, como lo son no pasar por debajo de una escalera abierta, no tirar sal, no romper espejos o tener ciertos amuletos de la suerte siempre encima. Pero hay uno muy particular del que se habla siempre que la fecha coincide el calendario: el del martes o viernes 13. El primero más temido en los países hispanohablantes y el segundo, más propio de los países anglosajones.

Este miedo puede derivar en triscaidecafobia o trececafobia, que es el término por el que se conoce al miedo al número 13, aunque si hablamos del viernes 13 entonces el nombre se vuelve un trabalenguas aún mayor; parascevedecatriafobia, collafobia, o bien, friggatriscaidecafobia son algunos de los términos. Y la del martes 13 también tiene su propio nombre y es trezidavomartiofobia.

El miedo al número 13

El miedo a este número en apariencia inofensivo proviene de muchas fuentes distintas, en su mayoría religiosas. En el caso de la religión cristiana el número 13 tiene tres malos augurios; en primero lugar trece eran los asistentes a la Última Cena, hay una creencia de que Jesús supuestamente fue crucificado en un viernes 13 —aunque no hay una fecha confirmada— y finalmente, en el Libro del Apocalipsis, el Anticristo aparece en el decimotercer capítulo.

¿Por qué es de mala suerte el martes o viernes 13?

Pero el miedo al número 13 va más allá y abarca el martes o viernes 13, y ¿por qué no el lunes, miércoles o cualquier otro día de la semana? Pues en el caso del martes 13 esto es porque se unen las creencias cristianas y las romanas. Martes está nombrado en honor al dios Marte, el señor de la guerra. Para los romanos los dioses ejercían grandes influencias sobre tu vida, por lo que uno violento y causante de conflictos como él hacía que su día no fuera el ideal para presidir bodas, negocios u otras actividades que requiriera 'buena suerte'.

Sin embargo, 'martes 13' solo es un día de mala suerte en las sociedades griegas e hispanohablantes. El miedo al viernes 13 viene más sedimentado por acontecimientos malos que ocurrieron un viernes en la biblia cristiana, por ejemplo, se dice que es el día en que Caín asesinó a su hermano Abel, el día que cayó el Templo de Salomón y cuando zarpó el arca de Noel. Sin embargo, su notoriedad en la cultura popular tiene sus inicios en la era victoriana; en 1907 se publicó el libro 'Viernes 13' de Thomas W. Lawson y en esta obra un agente de bolsa sin escrúpulos se aprovechaba de la superstición de la fecha para estafar. Y es imposible olvidar la película de terror de 1980 ‘Viernes 13’ en la que un asesino con máscara de hockey aterroriza a un campamento.

Consecuencias de la triscaidecafobia

El miedo al 13 trasciende la fecha y toma muchos otros aspectos de la vida. Esta superstición ha hecho que las aerolíneas como Iberia, la italiana Alitalia, la de los Emiratos Árabes, Emirates y la panameña Copa Airlines omitan las filas 13, por lo que estas saltan de la 12 a la 14.

Por su lado la red de autobuses de Madrid (EMT), que enumera sus 126 líneas de forma consecutiva, tampoco tiene línea 13: de la 12, que une Cristo Rey con Marqués de Zafra, pasa a la 14, que enlaza Conde de Casal con Pío XII. Lo mismo ocurre con edificio que se saltan el piso 13 o los hoteles u hospitales que no tienen habitación con este fatídico número.

Ángel Nieto, trece veces campeón mundial de Motociclismo, es famoso por temerle a este número 13 y es alguien que ha pasado toda su vida sin utilizar este sino el '12+1'. A su vez algunos artistas no tienen una “pista 13” sino que le cambian el nombre, como es el caso de ‘Alivio de luto’ de Joaquín Sabina, ‘Destrangis’ de Estopa, y todos los discos de la banda uruguaya No Te Va Gustar.

El origen de las supersticiones

¿Y por qué creemos en estas supersticiones? Pues, según Massimo Centini en su obra ‘El libro de las supersticiones’, es “una presencia que ‘justifica’ muchas de nuestras actitudes irracionales y que, paradójicamente, nos permite sentirnos menos frágiles frente a los numerosos misterios de la vida”.

Por ende, asociamos todas las cosas malas que pudieran llegar a pasar un martes 13 y lo enlazamos con la fecha, algo que no hacemos cualquier otro día de la semana. Sentimos esa necesidad de justificar las cosas y encontrar una razón si esta no se ve a simple vista.