Si los turistas buscan llevarse como recuerdo una postal de la calle Alcalá o la Puerta del Sol, no la encontrarán en el espacio 'Centrocentro' de Madrid. En este expositor están la plaza de Limosneras', la travesía de Ángeles' o calles como la del ojo de Roberta La Flaca.

Precisamente, el protagonista de esta última postal, Roberto Poza, cuenta la agresión homófoba que sufrió una noche cuando volvía a casa: "Me dijo: 'Tú qué miras, maricón'. Intenté salir corriendo, pero él me dio un puñetazo en el ojo derecho. Me destrozó el iris, la córnea...".

Su caso y el de otros tantos ilustran 'Madrid me mata', un proyecto para visibilizar y denunciar los delitos de odio en la capital, como el de aquellos aficionados holandeses que en marzo de 2016 echaron limosna a unas mujeres en la Plaza Mayor, o el asesinato del joven Isaac, con síndrome de Asperger, acosado hasta la muerte en junio de 2021.

La homofobia, el racismo, la transfobia quedan plasmados en postales que imitan el popular callejero madrileño. "Igual que las calles, los rótulos de cerámica nos muestran una serie de hechos que sucedieron. Estos son otros hechos que han sucedido, pero en un Madrid más contemporáneo", afirma María Lamuy, autora de 'Madrid me mata'.

Otro de los delitos de odio que visibilizan es el asesinato de Lucrecia Pérez en noviembre de 1992, una mujer dominicana tiroteada por cuatro encapuchados. Este fue reconocido como el primer asesinato racista en España. María Lamuy señala al respecto que los agresores "fueron a hacer una caza de migrantes, a disparar, y les daba igual la persona, simplemente querían matar gente".

Los delitos de odio aumentaron en nuestro país más de un 9% en los primeros seis meses del año, 610 agresiones en las que nueve de cada diez personas nunca denuncia. Pero ahora, a través del arte, se rompe el silencio y denuncia la discriminación, el racismo y el odio.