Ser vigilante de metro. Es el sueño de Bruno, un niño en silla de ruedas con una clara misión: "Mejorar esos errores que hay". Errores que le impiden poder acceder a muchas de las estaciones de la red de Metro de Barcelona. Lleva toda su vida luchando para poder desplazarse con su silla de ruedas, pero no siempre es fácil. La semana pasada, sin ir más lejos, al bajarse del vagón en una estación en pleno centro de Barcelona se vio sin escapatoria.
Su madre cuenta a laSexta la impotencia y rabia que siente ante este tipo de situaciones: "Íbamos de un lado a otro del andén y no encontrábamos el ascensor. Un hombre nos dijo que no podíamos salir, que lo que teníamos que hacer era cambiar de parada". Volver a la parada anterior o la siguiente para después retroceder ese mismo camino, pero esta vez andando o en autobús. Esta no es la única estación no accesible en la ciudad condal, son 12 las que aún no tienen ascensor.
Así es imposible salir o entrar para Bruno y personas que como él tienen problemas de movilidad. Ese día y desde esa misma estación, pidió más accesibilidad en redes sociales. Su madre, nos recuerda: "Las personas con discapacidad estamos, somos y sumamos. No queremos favores, queremos derechos".
Trayectos llenos de obstáculos
Esta lucha diaria también se combate en Madrid, tanto en la red Metro como en los Cercanías. El 30% de las paradas de metro en Madrid no son accesibles. laSexta acompaña a Miguel en uno de sus trayectos diarios en la capital. Primera parada, la estación de Aluche en la que es imposible acceder por la entrada principal.
El trayecto está lleno de obstáculos, de impedimentos, porque para subir al vagón vuelven los problemas: la rampa de subida para personas con movilidad reducida es tan alta que no puede subir él solo y necesita ayuda de otros pasajeros. Denuncia que también falta personal que se encargue de echar una mano a los usuarios que como él se encuentran con este tipo de situaciones.
Menos cambiar, más empatizar
Alicia Resino, Presidenta de la Asociación de Personas con Discapacidad de Alarcón, insiste en que "no es justo" y piden que de una vez por todas las instalaciones se adapten y que se adapten "bien" porque "de poco sirve adaptar una parada sino luego el resto no están bien comunicadas".
Y, sobre todo, que no olvidemos: "Es importante que la sociedad empatice, que se de cuenta de que nosotros no queremos ciertos espacios o lugares en los medios de transporte, sino que los necesitamos". Porque de poco sirve mejorar las instalaciones, si las ocupamos quienes no las necesitamos.
"Le habían lavado el cerebro"
De California a Manresa para rescatar a su hermana de una secta: "El cura me agarró y me tiró al suelo"
El contexto Adriana di Gerónimo se enteró de que su hermana estaba recluida en una congregación católica que había recibido denuncias por abusos sexuales. Al recibir la noticia, no dudó en dirigirse a Manresa para ayudarla.