Las imágenes fueron brutales. Decenas de niñas quedaron abrasadas por un incendio en un centro de menores en Guatemala. No podían huir, estaban encerradas. "Estuvieron gritando para que las sacaran frente a los policías, que no escucharon sus gritos. Dejaron que en ese momento murieran 19 chicas quemadas", comenta Leonel Tubón, director de la asociación 'Refugio de la niñez'.

Nueve minutos duraron su agonía y sus gritos hasta que la policía al mando, la que tenía la llave, decidió abrir. Esta semana ha testificado ante el juez. Ella defiende su inocencia. Ingresa en prisión, pero cumplirá 15 años menos de lo que pedía la fiscalía porque el juez que lleva el caso sólo ve en su actuación una negligencia.

En Guatemala piden justicia. Aseguran que las menores habían sido encerradas por denunciar los abusos que se cometían en aquel centro de protección estatal. "Las pegaban, les daban comida con gusanos, las violaban, las maltrataban", relata una de las manifestantes. El incendio ahora les ha dado la razón. Lo cuenta el director del nuevo centro que acoge a algunas de las supervivientes.

"Tenemos el caso de la última niña que ha ingresado. Vino con un periodo de gestación de un mes, pero ya llevaba dos meses dentro del centro. Esto quiere decir que la niña se quedó embarazada por uno de los adultos que se encontraba en el recinto", confirma Tubón. Han pasado tres meses y el escenario de la tragedia sigue abierto y acogiendo a menores.