Se van atando pequeños
indicios y efectivamente da la sensación a que todo apunta a que la muerte de
la hija de cuatro años de Ana Julia Quezada en marzo de 1996 fue provocada por
ella, y la Guardia Civil lo sospecha.
En Burgos hace un frío
manifiesto y en la mayoría de los casos las viviendas tienen una doble capa de
cristal para preservar la vivienda del frío de la calle. Que una menor de cuatro
años se suba a la ventana, abra una cristalera de este tipo, se encarame y se
lance es altamente difícil. Además, la ventana estaba abierta en una época en
la que en Burgos aún hace frío.
El cadáver de la cría se
descubrió porque al día siguiente, el padrastro de la menor se levantó por la
mañana, hizo recuento y se dio cuenta de que la pequeña no estaba. Vio la
ventana abierta, se asomó y encontró el cadáver de la cría.
La expareja de Ana Julia
se rompió completamente y Quezada entró en un momento de histeria con una
capacidad de dramatización brutal que precisó de ingreso hospitalario. Ella ni
siquiera declaró ante la Policía, que dio carpetazo al caso quedando como un
accidente.