Es la primera vez que en una noche de Reyes las cámaras no buscan a los Reyes Magos, sino a ella, La Prohibida. La artista y su carroza por la diversidad, que cruzó el barrio de Vallecas repartiendo caramelos como cualquier otra, ni suplantaron a los Reyes, ni hubo espectáculo drag queen.
Vistieron con pijamas de peluche infantil como ya habían advertido antes. Dnoé Lamiss, integrante de la carroza, explicaba que defienden "la igualdad y la diversidad, porque así es el barrio de Vallecas".
Acompañados por los aplausos de sus vecinos, zanjaban un debate alimentado por rumores, tuits y partidos políticos. A pesar del temor de algunos, ningún niño salió traumatizado ni confundido. Ellos disfrutaron, como siempre, ajenos a la polémica de los adultos.
"Estamos aquí porque creemos en la causa, hay un mensaje de conciencia social importante para los niños", afirmaba La Prohibida.
Porque si algo se ha aprendido es que, más que incienso y mirra, lo que hace falta es respeto a la diversidad. "Los de Orgullo Vallekano que van a ensuciar la fiesta, en vez de ser ellos gay, son maricones de mierda", aseguraba el periodista Luis del Val. A ver si con suerte a alguno el respeto lo han traído los Reyes.
Otro gasto más
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