Rodrigo Lanza ha aparecido en el juicio por el 'crimen de los tirantes' con un cambio radical de imagen: afeitado, repeinado y con camisa, un look que nada que ver con su anterior atuendo, lleno de piercings y con una vestimenta diferente.

El acusado del asesinato en Zaragoza de Víctor Laínez ha declarado en la apertura del juicio que actuó en defensa propia porque la víctima le atacó con un cuchillo y pensó que iba a morir. "Siento mucho que una persona haya muerto, pero yo actué porque se me atacó sin motivo aparente alguno", ha afirmado.

En su declaración, en la que solo ha contestado a las preguntas de su abogado, ha expresado a la familia de Laínez entre sollozos que lamenta su dolor y que espera que entiendan que solo actuó defendiéndose, que tuvo "muchísimo miedo" y que con los golpes que le dio jamás pudo imaginar "ni remotamente" que pudiera causarle lesiones graves y mucho menos que pudiera morir.

El acusado ha narrado que después de haber bebido varias rondas de chupitos y cervezas en un local acudió a ese bar con un conocido y dos chicas con los que se había encontrado, y que mantuvo con la víctima una conversación tensa, "a medio palmo de la cara", después de que su acompañante le dijera que era un conocido fascista del barrio.

Según su versión, Laínez le hizo un gesto con la cabeza y fue a hablar con él para hacerse "el chulo" delante de las chicas, pero la conversación fue corta y la víctima le dijo "tú sudaca no deberías estar aquí", al saber que es de Chile, que éste le atacó con una navaja que la policía no encontró en el bar y que entró en pánico y le dio una patada para defenderse, por instinto.

Ha admitido que le dio varias patadas para alejarlo y un golpe en la cara de frente, no por la espalda, que Laínez cayó al suelo y que temía que se levantara y le apuñalara, pero entonces escuchó que alguien el decía que parara y al volver "un poco" en sí, decidieron marcharse del bar.

El acusado ha afirmado que le pareció ver el cuchillo bajo las banquetas de la barra del bar pero no que Laínez llevara unos tirantes con la bandera de España, ya que iba con una chaqueta negra abotonada hasta arriba. Además, ha manifestado que no denunció los hechos por miedo a que la víctima supiera quién es, que pensó que pudo causarle alguna lesión, pero en ningún momento grave, que al día siguiente fue a trabajar, que lo detuvieron tres días después de los hechos y que cuando supo que había muerto fue "un shock".

La fiscalía le acusa de asesinar a Victor Laínez por motivos ideológicos. Asegura que Lanza, vinculado con movimientos antifascistas, mató a golpes a Laínez, simpatizante de la Falange Española. Ambos se encontraron en un bar de Zaragoza, discutieron y, a partir de ahí, las versiones sobre lo que pasó son totalmente diferentes.

El abogado de Lanza afirma que el joven actuó en defensa propia y bajo los efectos del alcohol, y por eso pide su absolución, una versión muy distinta a la que plantean la fiscalía y las acusaciones. Piden 25 años de cárcel por asesinato.

La autopsia acompaña a la versión de la Fiscalía. Víctor Laínez murió por un severo traumatismo.