Beatriz, la auxiliar acusada de asesinar a una mujer de 86 años en el Hospital Principe de Asturias de Alcalá de Henares, llegó a entrar hasta cuatro veces en menos de hora y media en la habitación de la paciente. Ella declaró que era para ponerle el termómetro. Sus entradas y salidas de la habitación se recogieron en las cámaras de videovigilancia instaladas en el centro hospitalario en 2015. Fue en ese año cuando se detectaron anomalías en la muerte de otra paciente y saltaron las alarmas. Las sospechas que apuntaban a Beatriz.
"Todavía no me lo creo. Hasta que no lo diga un juez yo confío en ella", comenta una de las vecinas y allegadas a la sospechosa. Supuestamente, la auxiliar habría aprovechado esas cuatro visitas a la habitación 528 para suministrarle aire por vía intravenosa. Hicieron falta 50 mililitros de oxígeno para que la vida de la paciente se esfumara.
Le provocó una embolia gaseosa que, al llegar al corazón, terminó en un infarto. "Aunque cantidades por encima de 50 centímetros cúbicos puedan provocar un embolismo, y por tanto la muerte, con pequeñas dosis también podría producirse el fallecimiento", explica José María Molero, miembro de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria.
Ahora la policía investiga su relación con otros tres casos sospechosos; uno en 2013 y dos en 2015. Según la jueza, Beatriz causó la muerte de la señora "guiada" por un sentimiento de animadversión al personal médico del centro. Precisamente por eso, la magistrada ve una clara intencionalidad de matar en sus hechos. La auxiliar fue detenida y lleva desde el lunes en prisión provisional en el centro de Alcalá Meco.