Ana Julia Quezada encuentra la camiseta del niño. Sobreactúa y la Guardia Civil sospecha.

Por eso, le montan una trampa multitudinaria. Durante la concentración del viernes los padres de Gabriel ya saben que Ana Julia es la principal sospechosa, pero los agentes les piden que disimulen.

La tensión entre ellos es visible. Caminan separados. Ángel delante y la madre detrás. La presunta asesina, tensa, tropieza con Patricia y se aleja hierática.

Al llegar a la rueda de prensa, agarra al padre de Gabriel y le abraza. Él al principio sólo la coge con un brazo, distante. Tras unos segundos se suelta de ella evitando mirarla. Es así casi todo la mañana.

Luego, en el atril, con ella en primera fila, lanzan un mensaje directo a la sospechosa. Acabado el discurso, vuelven a abrazarse. Ella insiste en las caricias, pero él se mantiene frío.