Con solo 28 años, Sali Hafiz entró en un banco de Beirut dispuesta a "robar" su propio dinero. "Estamos en el país de las mafias. Si no eres lobo, los lobos te comen", dice ante la cámara. Armada con una pistola de juguete, amenazó a los mismos trabajadores que días antes se habían negado a darle sus ahorros. Necesitaba dinero para pagar un caro tratamiento médico para su hermana, y esta fue la única opción que encontró.
Consiguió sacar 13.000 dólares y huir sin ser capturada. Cuando la policía fue a buscarla a su casa, simuló estar embarazada: "Puse ropa bajo mi camisa. Cuando les abrí la puerta, seguramente no esperaban que yo fuera a quien estaban buscado. Puse mi mano en mi espalda, como si me doliera… Abrí y dije: '¿Qué pasa?'. Me dijeron: 'No te preocupes'. Debió temer que diera a luz frente a él".
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Ella no es la única que ha dado este paso para recuperar sus ahorros. Los atracos en sucursales bancarias se han multiplicado en los últimos meses. Al menos siete solo durante la pasada semana; entre ellos el que perpetró Abed Soubra, que era tajante sobre su situación: "Tengo compromisos, tengo préstamos. Tengo dinero, ¿por qué no me lo dan para pagar a la gente?".
Con algún 'pero'
La Justicia ratifica que llamar "gilipollas" a un jefe no es motivo de despido
Así lo ha ratificado el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM). Eso sí, enfatiza que el insulto debe ser "concreto y aislado" en un contexto determinado, como el caso de un empleado al que le pidieron que se quedara a una reunión al terminar su turno.