La fiscalía acusa a Giuseppe Difonzo, de Bari (Italia), de haber asfixiado a su hija Enmanuela. Los hechos sucedieron el 12 de febrero, según ha informado el diario italiano 'Il Corriere della Sera'.

Los médicos tuvieron que salvar la vida a la pequeña después de que, supuestamente padeciera una de las crisis respiratorias que le habían llevado al hospital con anterioridad. Sin embargo, un niño de tres años que compartía habitación con ella y ahora es testigo protegido, vio lo ocurrido.

Supuestamente, según explicó el niño con gestos, el hombre se acercó a la cuna del bebé, oprimiéndolela boca, la frente, el cuello y la barriga con las manos. Antes de ello, había tratado de entretener al compañero de habitación con un móvil. Al día siguiente de estos hechos, Enmanuela fallecía.

A pesar de que la niña había pasado 76 días de su corta vida ingresada, las enfermeras que estaban de guardia la noche de su muerte aseguran que le habían realizado pruebas a las 23:40 horas y se encontraba en buen estado.

Una de las especialistas ha indicado que Difonzo les avisó aquella misma noche porque la pequeña volvía a sufrir una crisis. Sin embargo, los instrumentos acústicos no habían sonado. La teoría de los investigadores es que el padre los había silenciado y había avisado a los médicos cuando ya era tarde para salvar a la niña.

La madre de la pequeña, por su parte, cree que su hija fue un "instrumento de Dios". "Ha vivido sólo tres meses porque la ha mandado Dios para pararlo".

El síndrome de Münchausen es una enfermedad mental por la cual un cuidador de un niño inventa incluso síntomas falsos para que parezca que el niño está enfermo. Los investigadores creen que Difonzo pretendía "reclamar la responsabilidad de los médicos y obtener un resarcimiento por daños".