Wendy Davison, de 50 años, murió en su casa en Derby después de una batalla de 10 años contra el cáncer de útero. Russell Davison, su marido, ha dicho con el "corazón roto" que jamás dejaría que su cuerpo fuera a un depósito de cadáveres.

"La muerte parece ser un tema tabú en la sociedad, nadie quiere hablar de ello" dijo. "Yo no quería que su cuerpo fuera a un depósito de cadáveres o fuera entregado a una funeraria. Nosotros, su familia, queríamos cuidar de ella en nuestra casa, duermo en la misma habitación".

Cuando a Wendy le detectaron cáncer tras su 40 cumpleaños en el año 2006, ellos decidieron llevar a cabo un tratamiento natural para su cáncer.

"No estábamos dispuestos a entregar su vida al cuidado de los médicos. Quisimos hacer nuestra propia investigación y hacer el mejor trabajo que pudimos para mantenerla viva".

Se cree que su forma de tratar la enfermedad, que se niega totalmente a la quimioterapia y a la radioterapia, extendió la vida de Wendy por un tiempo muy largo.

La pareja junto a su hijo Dylan

En 2014 se le dieron seis meses de vida, por lo que la pareja decidió viajar por Europa, pero en septiembre del año pasado se vieron obligados a regresar porque su dolor se hizo más fuerte.

Recibió cuidados en el Hospital Real de Derby, pero la familia determinó que no moriría allí, de modo que la pareja decidió irse a casa donde finalmente murió. Su cuerpo permanecería allí hasta su cremación.

"Wendy murió tranquilamente, totalmente sedada, sin dolor, en mis brazos, en los de nuestro hijo Dylan y junto a nuestro perro Elvis, que se acurrucó con ella también", dijo Davison.

Ella dijo que "quería una experiencia hermosa y reconfortable" para poder ver a sus amigos y familia en ese momento.

Jak Ward, abogado en Derby, dice que no es un delito mantener un cuerpo en casa hasta el funeral, siempre que se haya informado de la muerte y se haya registrado.