Toca precaución es poca
Hacer caso a los socorristas y respetar a las banderas: qué hacer en la playa para evitar riesgos
El contexto A pesar de que el verano y las vacaciones invitan a la relajación, no hay que menospreciar al agua. En el mar, los cinco sentidos han de estar alerta.

Resumen IA supervisado
El verano es época de relajación y disfrute, pero al llegar a la playa, es crucial mantener los cinco sentidos alerta, especialmente en el agua. Seguir las indicaciones de los socorristas y las banderas es vital: verde significa que el mar está tranquilo, amarillo indica precaución y rojo prohíbe el baño. No se debe subestimar el peligro del mar, incluidas las corrientes y el uso de elementos hinchables. Evitar nadar cerca de espigones y saltar desde rocas es esencial para prevenir accidentes. Además, hay que estar atentos a las medusas y protegerse del sol para disfrutar de un verano seguro y sin riesgos.
* Resumen supervisado por periodistas.
Es época de relajación. De disfrutar. De dejar la mente en blanco y olvidar todos los problemas. De que el mundo esté, pero lejos. Sí, es el verano. Son las vacaciones. Es lo que se siente cuando llegamos a la playa, plantamos la sombrilla... y el agua nos llama. Pero cuidado, porque una vez en el agua hay que tener los cinco sentidos en alerta.
Porque relajarse más de lo debido puede ser un problema. Porque podemos estar en peligro. Para evitar lamentos, y para que todo vaya como ha de ir, hay que hacer caso a los socorristas. Hay que hacer caso siempre a los socorristas.
Y a las banderas. A saber que la verde es que el mar esta tranquilo y toca bañarse. Que la amarilla es un sí, pero cuidado. Y que la roja es un 'no'. Un 'no' total y rotundo, y que entrar en el agua puede suponer un riesgo.
Porque no hay que menospreciar al agua. No hay que infravalorar lo que el mar puede hacer con las mareas y con ese arrastre hacia adentro con más fuerza de la que a veces se piensa. Ante eso, precaución. Más aún si se hace uso de colchonetas u otro tipo de elementos hinchables.
Evitar también los baños en los espigones. A pesar de ser estructuras que protegen las playas el hecho de nadar cerca de ellas puede suponer un peligro. Como lo supone también tirarse desde rocas o acantilados. Se ve de dónde se salta, pero no dónde se va a caer. Es el caso, por ejemplo, de un joven que ha tenido que ser socorrido en Menorca después de golpearse con una roca mientras saltaba.
Cuidado con las medusas... y con el sol
Así que sí, los cinco sentidos puestos si se va a la playa. Todos ellos, pues hay que estar pendientes hasta de la temperatura del mar. Porque si está caliente es más probable la presencia de medusas con el riesgo de picadura. Como también pueden picar los llamados peces araña.
Además, también hay que tener cuidado con el sol. Sí, porque... porque quema. Es una obviedad, pero hay que recordarla. Protección, siempre, y renovarla cada cierto tiempo para evitar quemaduras que pueden derivar en diversas enfermedades en la piel.
Es lo que toca. Es lo que hay que hacer para disfrutar de un buen verano. De una buena jornada de playa. De una segura, sin riesgos innecesarios y que concluya de la mejor forma posible: con las pilas recargadas y con ganas de volver un día más al mar.