Un grafitero vandalizó una tienda de Valencia con una pintada y el propietario del local de Valencia no se lo pensó dos veces: registró el dibujo y lo estampó en camisetas.

Fue un lunes por la mañana. Juanfran descubrió que le habían hecho un grafiti en la banderola de su tienda. "Se me ocurrió coger la marca, registrarla y ponerla a la venta solo por el puro cachondeo de que había firmado donde no debía", ha explicado Juanfran Peñaranda, dueño de Goatxa.

Registrar la marca le costó 160 euros, y lo que empezó con un cabreo en las redes sociales ha acabado ya con 600 camisetas vendidas y más de 7.200 euros facturados. El negocio no le ha podido salir mejor.

Del graffitero no sabe nada. Sin embargo, ha confesado que llegó a buscarle. "Lo intenté antes de hacer todo esto para decirle 'oye chiquillo, coge un aguarrás y un trapo y me lo lavas", ha explicado. Si Brosa, el autor de la pintada, aparece por allí, el dueño de esta tienda promete venderle su propia marca registrada por 1.000 euros.

Su venganza sin violencia, como dice él, ha funcionado. "Trolear al trol, fastidiar al que te fastidia, siempre es gracioso", ha aseverado. La broma está resultando muy rentable. Además de camisetas y gorras, planea ya estampar la firma en sudaderas y pegatinas.