En España hay más de 20 tipos de garrapatas que pueden estar infectadas con una amplia variedad de organismos patógenos y, de hecho, se estima que estos parásitos pueden transmitir más de 50 enfermedades diferentes a los seres humanos, de ahí la necesidad de estar atentos ante posibles picaduras.
"Las garrapatas sólo entienden del ser vivo que les aporta lo que necesitan para reproducirse, que en su caso es sangre", según ha destacado el presidente del Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid, Felipe Vilas, durante un acto organizado en colaboración con la empresa Zoetis.
Aunque las garrapatas son más frecuentes en animales, también pueden picar a humanos, especialmente en esta época del año ya que son artrópodos que suelen activarse en los meses cálidos, desde la primavera hasta el otoño, lo que también coincide con que es cuando la gente sale más al campo.
De hecho, ha asegurado la presidenta en España del European Scientific Counsel Companion Animal Parasites (ESCCAP), Guadalupe Miró, "una sola garrapata puede albergar varios tipos de virus o bacterias".
Las enfermedades transmitidas por garrapatas más frecuentes son las de origen bacteriano, como la enfermedad de Lyme, la anaplasmosis o la rickettsiosis, las parasitarias como la babesiosis o las de origen vírico como la encefalitis o la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, cuyo riesgo sigue siendo bajo a pesar de que el año pasado se detectó el primer caso autóctono en España, en un hombre que acabó falleciendo.
A raíz de esa muerte, el Ministerio de Sanidad inició un estudio para identificar la presencia del virus Crimea-Congo en España y, según los datos presentados la semana pasada, se han detectado cientos de garrapatas infectadas en Madrid, Castilla y León, Extremadura y Castilla-La Mancha, tras más de 9.500 analizadas del género ''Hyalomma'.
El investigador Horacio Gil, del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III, ha reconocido que el estudio reveló una extensión del virus "más amplia de lo que se esperaba" en España aunque, pese a ello, el riesgo de contagio a humanos sigue siendo bajo.
Otras patologías transmitidas por garrapatas como la enfermedad de Lyme son más frecuentes, con unos 70.000 nuevos casos cada año en Europa, y aunque en España no hay registros oficiales se estima que podría haber unos dos casos por cada 100.000 habitantes. Esta patología está provocada por la bacteria 'Borrelia' y la transmiten las garrapatas del género 'Ixodes', el mismo que también puede provocar la rickettsiosis, menos frecuente, con unos 0,56 casos por cada 100.000 habitantes en España.
Pese a esa baja incidencia, Gil ha reconocido que los estudios de seroprevalencia realizados en diferentes regiones han detectado la presencia de anticuerpos contra estas bacterias en hasta el 14 por ciento de la población analizada, lo que revela que "pueden haber estado expuestos a este microorganismo".
El problema de todas estas patologías es que no siempre provocan síntomas y, cuando lo hacen, producen cuadros clínicos inespecíficos, lo que dificulta su diagnóstico y tratamiento. "Los pacientes no saben que les ha picado una garrapata", ha reconocido este experto.
De hecho, la vicepresidenta de la Asociación de Lyme Crónico en España (ALCE), Ana Navarro, ha reconocido que tuvo que convivir con varios diagnósticos "no acertados" hasta que por fin se confirmó el origen de su sintomatología.
La ventaja, ha añadido Gil, es que como norma general el parásito tarda entre 24 y 48 horas en empezar a alimentarse de la sangre por lo que, hasta entonces, no habría riesgo de transmitir la infección, de ahí la importancia de "retirarla cuanto antes".
Para ello, recomienda usar unas pinzas de borde romo y puntafina o quitarlas con los dedos con unos guantes finos, tratando de evitar su aplastamiento o el uso de remedios naturales como aceite o alcohol.
Y en los días siguientes a la picadura es preciso observar si aparece fiebre o erupción en la piel ya que, en ese caso, hay que buscar atención médica indicando que ha sido picado por una garrapata. De hecho, Gil recomienda incluso guardar la garrapata en un frasco con papel húmedo en su interior para en ese caso poder precisar el tipo de especie y detectar antes el patógeno. De igual modo, recomienda que tras ir al campo es preferible revisar cuidadosamente el cuerpo para detectar la presencia de la garrapata o su picadura, sobre todo en axilas, cabello, ingles, detrás de las rodillas, dentro y fuera de las orejas, dentro del ombligo o alrededor de la cintura. En general, las garrapatas suelen preferir los lugares calientes y húmedos del cuerpo.
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