"Me agarran piernas y brazos para inmovilizarme. Me arrancan la camisa y la gorra. Entonces me bajan el pantalón y la ropa interior mientras me gritan: 'Maricón, comemierda, asqueroso' y dicen algo del anticristo". Es parte de la declaración que hizo el pasado domingo ante la Policía el joven de Malasaña que denunciaba la agresión de ocho encapuchados. Según la denuncia textual que ha adelantado Nacho Abad en Espejo Público, en un momento del relato, llega a señalar que una señora mayor lo vio todo. Una testigo que finalmente se ha demostrado que no existió.

Esta es la primera declaración ante la Policía del joven:

"Serían las 17.15 horas y al llegar a la puerta de mi casa, observo a 8 individuos corriendo hacia mí de frente. Iban de negro, con sudaderas negras y una capucha blanca. Yo abro el portal y ellos entran en el interior. Entonces yo entro también. Están parados, se me quedan mirando y me dicen 'maricón, que eres un maricón, maricón'. Y yo les respondo: ¿Y qué? Entonces se abalanzan sobre mí, me ponen contra la pared, me colocan una navaja en el cuello y la boca y me dicen: 'Si hablas te apuñalo la boca'. Entonces me tiran al suelo. Uno se sienta sobre mi espalda y otros me agarran piernas y brazos para inmovilizarme. Me arrancan la camisa y la gorra. Entonces me bajan el pantalón y la ropa interior mientras me gritan: 'Maricón, comemierda, asqueroso' y dicen algo del anticristo. Entonces empiezan a rajarme en los dos cachetes del culo. Una señora mayor desde la calle ve lo que está pasando en el portal, golpea el cristal y grita: '¡¡Qué hacéis!! ¡Dejadlo!!' Entonces me sueltan y salen corriendo. Me salvó esa mujer. Al liberarme me fui a casa y al llegar llamé a mi novio, le dije que cogiese cosas para coserme las heridas del culo y le conté lo sucedido. Cuando venía para casa se encontró a una pareja de policías y les contó lo sucedido. Ellos le recomendaron que fuéramos a un centro médico y luego a denunciar a la Policía. Entonces nos fuimos a la Fundación Jiménez Díaz".

Ni encapuchados, ni testigos, ni imágenes de nada en las cámaras de seguridad de la zona. Datos que desde el principio hicieron sospechar a los investigadores de la veracidad de la historia. Además, según explica Abad, el relato del joven a los médicos que le atendieron en su primera visita al hospital también muestra contradicciones. En el centro médico cambia la hora de la agresión y asegura que se ha producido a las 18:15 horas (una hora después de lo dicho en la declaración policial). También relata a los médicos que se encuentra a los ocho encapuchados por la calle y que es al entrar en el portal cuando se abalanzan sobre él y le retienen.

Ahora, después de que el joven haya confesado en una segunda declaración ante la Policía que no hubo encapuchados y que la laceración en su glúteo de la palabra "maricón" fue consentida, el jefe de Investigación de laSexta, Manuel Marlasca, puede avanzar que la Policía no tiene previsto tomar declaración a nadie más por el asunto de Malasaña.

Todo lo que hay alrededor del tema es sórdido y el joven dejó este miércoles claro que las laceraciones se las dejó hacer. "Salvo que un juez diga lo contrario, el asunto estará cerrado cuando la Policía acabe el atestado", explica. Según ha podido saber laSexta de fuentes jurídicas, el correspondiente Juzgado de Instrucción abrió diligencias de investigación penal a comienzos de semana tras recibir un parte de lesiones de la policía. Algo que no era una denuncia, sino sólo el parte de lesiones sin autor conocido. Ahora, al haberse producido "actuaciones procesales", requisito que existe el tipo del artículo 457 del Código Penal, el juez está a la espera de que alguien (la Fiscalía o la Policía) presente una denuncia contra el joven por simulación de delito. De ser así, se enfrentaría a penas de multa por un plazo de entre 6 y 12 meses.

¿A qué se puede enfrentar el denunciante?

De víctima de lesiones e incitación al odio, el denunciante podría pasar a investigado por simular que sufrió un delito.

Expertos en Derecho Penal consultados por laSexta explican que el tipo de simulación de delito -y no el de denuncia falsa- es el que mejor se ajusta a los hechos ocurridos en la capital. La denuncia falsa, recogida en el artículo 456 del Código Penal, exige la atribución a una persona concreta de hechos que, de ser ciertos, constituirían una infracción penal. Al no haber identificado a los encapuchados imaginarios, el joven se enfrentaría a una simulación de delito, contemplada en el artículo 457 y castigada con multas de entre seis y doce meses para quienes simulen ser "responsables o víctimas" de delitos "inexistentes", provocando con su patraña la apertura de "actuaciones procesales".

Los delitos de odio, una lacra muy real

El ministro Fernando Grande-Marlaska pide "no frivolizar" y que "no haya voces irresponsables sobre el alcance actual de los delitos de odio" tras saberse que la presunta agresión homófoba denunciada por un joven en Madrid no fue tal.

En Más Vale Tarde, el ministro de Interior calificaba este caso de "anecdótico", poniendo el foco en el incremento de los delitos de odio que sí se ha registrado en nuestro país en los últimos meses. También, en que hay una "infradenuncia" de este tipo de hechos, de entre un 80 y un 90%, y que se deben controlar ciertos discursos para que las víctimas no tengan miedo de denunciar.

"Si frivolizamos sobre lo acontecido, mucha gente se va a sentir todavía más coaccionada y quizás no denuncie porque piense que no se le va a creer", ha destacado Grande-Marlaska.