Unos operarios hallaron el lunes por la tarde en una zona escarpada junto a una torre eléctrica ubicada en el término municipal de Aranjuez el cuerpo sin vida de un hombre que podría corresponder a Víctor Tapiador, un joven de 25 años desaparecido hace casi medio año en la misma localidad. Según ha informado a Europa Press el portavoz de la familia, Jorge Sabugal, el cadáver, que se encuentra en avanzado estado de descomposición parece ser el de Víctor, ya que lleva la misma ropa que vestía el joven cuando desapareció y varios de sus tatuajes. Además, la zona era conocida por el desaparecido y allí se le perdió el rastro.
La causa de la muerte podría ser la electrocución, al hallarse junto a una torreta eléctrica detrás del Mar de Antígola, entre la N-400 y la A-4, en los alrededores del polígono Gonzalo Chacón. La familia, que recibió la noticia del hallazgo ayer por la mañana, sospecha que pudo haberse quitado la vida, extremo que desde la Jefatura Superior de la Policía señalan a Europa Press que todavía no pueden acreditar. De hecho, están esperando a que los resultados de una compleja autopsia y del ADN determinen tanto la identidad como las causas de la muerte.
Desaparecido desde el pasado mes de marzo
Víctor Tapiador, un joven auxiliar de enfermería e integrador social, desapareció el pasado 8 de marzo pasado. Tras acudir por la mañana a trabajar, comió en casa de su hermana y se fue a tomar un café con un amigo. En la cafetería avisó a su madre que pronto subiría a casa y se marchó del lugar sobre las 17 horas. A partir de esa hora se le perdió la pista. Su madre le envió varios mensajes de texto a su móvil, que figuraban como leídos, pero que Víctor nunca respondió. Tampoco lo hizo más tarde a sus llamadas, por lo que se empezó a preocupar.
Al día siguiente, como no durmió en su domicilio, su móvil estaba apagado y los mensajes aparecían como no recepcionados, la madre de Víctor denunció su desaparición. El hecho de que no se presentara a trabajar al centro hospitalario San Juan de Dios de Ciempozuelos, donde entre sus compañeros está su padre y otros familiares, les inquietó a todos. Nunca había faltado, ni estando enfermo.
Más adelante descubrieron que su coche estaba aparcado cerca de su vivienda. Por un ángulo de las cámaras interiores del supermercado de enfrente descubrieron que esa misma noche, sobre las 23.30 horas, Víctor aparcó tranquilamente el coche allí. Al poco tiempo volvió y dejó dentro su cazadora, cuando en la calle hacía 8 grados, y marchó caminando hacia la rotonda por la que se entra a Aranjuez desde la A-4. Nunca más ha vuelto ni se sabe nada desde entonces del joven.
Tras la denuncia, los agentes hablaron con la hermana con la que comió y con el amigó con el que tomó café Víctor ese día y ambos aseguraron que no observaron ningún comportamiento extraño ni él les comentó nada raro ni la posibilidad de pasar esa noche fuera de casa. La familia tampoco entendió por qué dejó el abrigo y las llaves de su domicilio en el coche pero sí se llevó su documentación y su teléfono móvil, que se apagó sobre las 2.45 horas.
El portavoz de la familia, primo del desaparecido, explicó en junio a Europa Press que Víctor no tenía problemas económicos ni personales que se supieran, por lo que su círculo de amigos está desconcertado. De hecho, estaba más contento de lo normal, ya que estaba remontando de una relación sentimental truncada en noviembre y le habían hecho un contrato fijo en el centro sanitario en donde trabajaba.
La familia, primero con ayuda de los agentes y luego de voluntarios, organizó varias batidas en la zona del Mar de Ontígola, que es donde dio como última señal la antena de su móvil antes de apagarse. Pero no encontraron ningún resto de ropa o pista sobre su desaparición. Ante la falta de pruebas, la Policía consideró que se trataba de una desaparición voluntaria, sin indicios de criminalidad, y el Juzgado número 4 de Aranjuez archivó provisionalmente el caso, que fue recurrida hace unas semanas por la familia, que se presentó como acusación particular.