Los representantes institucionales y la ciudadanía cordobesa han guardado un minuto de silencio este martes en recuerdo del joven Álvaro Prieto López, tristemente fallecido en Sevilla y cuya desaparición se denunció el día 12 de octubre tras perder el tren que tenía reservado para volver a Córdoba después de pasar la noche anterior con unos amigos en la capital hispalense.

Frente a las autoridades, las cámaras de televisión y numerosos periodistas, así como más de un centenar de personas, visiblemente emocionadas, entre ellas amigos del joven, que se han despedido entre abrazos y besos en la Calle Capitulares, sobre la que ondea la bandera del Ayuntamiento a media asta.

Mientras, el regidor ha valorado que se rinda homenaje a Álvaro Prieto, después de que "la ciudad entera en los últimos días se volcó en su búsqueda y tratar de localizarlo por todos los medios a través de voluntarios y redes sociales". "Todos nos hemos sentido absolutamente conmovidos durante estos días y desgraciadamente este lunes, cuando se localizó el cadáver", ha relatado, para apostillar que se queda "con la solidaridad y el cariño de la ciudad hacia Álvaro y toda la familia".

El alcalde ha transmitido "el pésame y las condolencias en nombre de toda la ciudad después de confirmarse la trágica noticia del fallecimiento del joven". La declaración de este día de luto oficial implica la suspensión de todos los actos públicos previstos por parte del gobierno local.

En una carta, su tía cuenta que nunca imaginó que tendría que escribir estas palabras: "España entera reza a tu familia, reza a tus amigos. Para sostener a los que no entendemos de qué va esto, lo absurdo, lo innecesario e inexplicable... Lo injusto de este partido que nos ha tocado jugar".

Cuatro días de dolor infinito en los que, dice, sus amigos han estado volcados en encontrarlo: "Tú nunca jamás diste un partido por vencido, por eso querías regresar a casa, sin dar un ruido. Sin preocupar a nadie".

La carta completa de la tía

Nunca jamás pensé q en el capítulo de la vida me vería escribiéndote una carta Álvaro.

España entera te llora, España ha sido tú madre, tu padre, tu amiga. Y ahora España entera reza a tu familia, reza a tus amigos.

Para sostener a los q no entendemos de qué va esto, lo absurdo, lo innecesario e inexplicable … lo injusto de este partido q nos ha tocado jugar.

Y es q tu nunca jamás diste un partido por vencido, por eso querías regresar a casa, sin dar ruido. Sin preocupar a nadie.

Se empeñan en decirnos q estos jóvenes de en día no tiene valores, también nos cuentan que ellos, de 18, son de otra generación.

No lo compro, lo siento. Nos habéis dado una lección.

Eso no es lo q yo he vivido estos días en casa. Les he visto llorar, reír, les he visto rezar, les he visto dándose una palmada cuando otro lo necesitaba y cogerse de la mano … Dormirse acurrucados, buscando consuelo, les he visto callar y llorar en silencio para no contagiar al que acababa de dejar de hacerlo. Arrimando un hombro roto para poner el otro al servicio de sus amigos.

Un campamento entero de chavales en casa arropando también al q te vio por última vez, sin soltarle un minuto.

Cuatro días de dolor infinito, de unas idas y venidas que han hecho de mi hogar reuniones eternas, ratos de horas impagables de amistad de la buena y amor entre chavales q guardaban la esperanza de volver a tenerte entre ellos.

Y todo alrededor de mi mesa, de mis platos ordenados y de cuartos ocupados por risas y llantos de amigos de los de verdad, sin darse cuenta y sin saber que José y yo necesitábamos esta casa llena de ruido y desorden para poder entender de qué iba todo esto…

Todos ellos ayer te lloraban unidos alrededor de una mesa Álvaro.

Estos son tus amigos Álvaro, ¡que bien elegiste chaval! A mí q no me cuenten más que ellos no saben hacer bien las cosas, q ellos no entienden de amor, q no saben llorar, q solo van a lo suyo y a vivir la vida, no, estos chavales no. Lo siento.

Estos chavales nos han dado una lección. De humanidad, de amor y de amistad eterna.

A presumir con orgullo de haber sido amigo de Álvaro Prieto.