Hartos de ver los montes gallegos colonizados por eucaliptos, varios ayuntamientos han declarado el veto a nuevas plantaciones.
"Me parece que lo más lógico es defender el árbol autóctono y defender nuestros bosques como fueron toda la vida", dice Luís Fernández, alcalde de Sober, en Lugo.
Quieren preservar el paisaje con especies autóctonas y también evitar incendios. El eucalipto es de combustión fácil y explosiva. "Los australianos lo saben de primera mano, allí lo llaman 'the gasoline tree', el árbol de gasolina", apunta Fins Freixas, de la Asociación para a Defensa Ecolóxica de Galicia.
Pero crece muy rápido y se vende antes que otras especies. "El 3,5% del PIB de Galicia proviene del sector forestal, estamos hablando de más de 70.000 puestos de trabajo directos", señala Santiago García Sánchez, Decano Colegio Oficial de Ingenieros Ténicos forestales de Galicia.
Allí donde se ha plantado coloniza el terreno. En fincas se talaron los eucaliptos hace tres años, pero ya ha rebrotado una nueva generación de forma espontánea y algunos superan ya superan los tres metros de altura. Las 600.000 hectáreas plantadas en Galicia ya duplican lo autorizado para el año 2032. "Tampoco vale de nada sacar un ordenamiento jurídico si luego no se desarrolla, no se implementa y no se hace cumplir", puntualiza García Sánchez.
Vivir sin eucaliptos es posible, como en Sober, Lugo, donde plantan pinos pero cumplen la ley a rajatabla. "Así obtenemos todos los años una rentabilidad y para conservar el medio natural", declara Susana Pérez, presidenta de la Comunidad de Montes Bomente en Sober.
Demasiados eucaliptos hacen caer su precio y también tapan el bosque.