El cuidador aprovechaba que se quedaba a solas en el cuarto para cambiar a las ancianas y así abusar de ellas. Dos mujeres de 100 y 90 años fueron agredidas sexualmente. Trabajadores y residentes eran ajenos a lo que pasaba. El personal del centro se enteraba esta mañana por los medios de comunicación de los sucedido: "Nos hemos quedado todos muy sorprendidos. Es una cosa muy fuerte, que no es una tontería", sostenía una empleada al entrar en la residencia.
La víctima de mayor edad fue quien dio la voz de alarma, pero no pudo identificar al agresor debido a su avanzada edad y a su deterioro cognitivo. "No puede exactamente relatar los hechos, reconocer a quién ha sido", asegura Susana Cremades, miembro de la Plataforma de Familiares y Amigos de Moscatelares, la residencia afectada. Es entonces cuando la trabajadora que escucha su relato lo comenta a la empresa. A partir de ese momento se decide cambiar a los cuidadores de planta para iniciar una investigación.
Días mas tarde, una nueva víctima denuncia hechos similares. La residente pide hablar con una trabajadora social y tras un examen médico se comprueba que tiene lesiones. Es entonces, el 26 de febrero, cuando la dirección presenta una denuncia y despide al trabajador. Hoy familiares de otros residentes pedían explicaciones. "Me acabo de enterar ahora mismo y vengo a que me den una explicación. ¿Cómo puede ser? No es normal", se cuestionaba un familiar que tiene a su hermano interno.
El agresor de 43 años fue detenido y puesto en libertad con cargos. Tiene una orden de alejamiento de 200 metros de la residencia y de las víctimas. Llevaba trabajando en este centro de San Sebastián de los Reyes desde octubre, pero en otras residencias madrileñas desde 2015. Desde las asociaciones de defensa de las residencias apuntan a que es un caso aislado y no se debe generalizar: "Creo que hay que mandar un mensaje de tranquilidad. No es algo que suceda todos los días ni muchísimo menos", defiende Mariví Nieto, miembro de la Unión Ciudadana por la Mejora en Residencias, (UCMR).
Fuentes de la Consejería de Asuntos Sociales aseguran que ya han puesto los hechos en manos de la Fiscalía y que abrirán una investigación en ese centro para esclarecer lo ocurrido.
"Le habían lavado el cerebro"
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El contexto Adriana di Gerónimo se enteró de que su hermana estaba recluida en una congregación católica que había recibido denuncias por abusos sexuales. Al recibir la noticia, no dudó en dirigirse a Manresa para ayudarla.