Cada año desde 1993, el 22 de marzo se conmemora el Día Mundial del Agua, una ocasión en la que se recuerda la vital importancia de este recurso y la necesidad de garantizar que esté al alcance de todas las personas. Recopilamos algunos datos sobre el agua y cómo poner nuestro granito de arena para preservar los recursos hídricos.

¿Qué es el agua en realidad?

A nivel molecular, el agua la forman dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, por lo que su fórmula química es H2O. En condiciones de presión normales, se solidifica por debajo de los cero grados centígrados (convirtiéndose en hielo) y se encuentra en estado gaseoso por encima de los 100 grados (vapor de agua).

Sin embargo, la temperatura de ebullición del agua depende de la presión atmosférica, por lo que disminuye con la altitud. Así, en la cima del Everest el agua se evapora a partir de los 70 grados centígrados, al estar a 8.848 metros sobre el nivel del mar.

El agua pura en su estado líquido en principio es incolora al ojo humano, inodora e insípida, aunque normalmente la que bebemos contiene minerales y otras sustancias que pueden cambiar su sabor y olor.

Fuente en Corea del Sur, durante la celebración del Día Mundial del Agua.

El agua en la Tierra

La superficie de nuestro planeta está cubierta de agua en un 70,9% aproximadamente . La mayoría se reparte entre los cinco océanos: el Pacífico (el más grande), el Atlántico, el Índico, el Antártico y el Ártico. El resto se encuentra en los glaciares y casquetes polares, el permafrost (la capa de suelo que está siempre congelado en algunas regiones cercanas a los polos), los acuíferos subterráneos y, en menor medida, repartida entre los lagos terrestres, la humedad del suelo, la atmósfera, embalses, ríos y en los propios seres vivos.

El 97,5% del agua de la Tierra es salada. Apenas el 2,5% es dulce, y de esta aproximadamente dos tercios está congelada en los casquetes polares y los glaciares. De hecho, si todo el hielo sobre la superficie terrestre se derritiese, el nivel del mar subiría 70 metros.

El lugar más seco de la Tierra, de acuerdo con el Libro Mundial de Hechos de la CIA, son los Valles Secos de Mcmurdo, en la Antártida. Aquí, de media, caen al año 0 milímetros de precipitaciones, ni una gota de agua. El sitio más húmedo del planeta, por el contrario, está en la India, en la aldea de Mawsynram. 11,871 mm de lluvia (casi 12 litros por metro cuadrado) al año la convierten en la más lluviosa del mundo.

Glaciar en la Antártida.

¿Por qué es tan importante el agua?

El agua es esencial para todas las formas de vida conocidas. En el caso de los seres humanos, es el principal componente de nuestro cuerpo, que está formado por agua en torno a un 60% en la edad adulta (la proporción es aún mayor en el caso de los bebés). Es imprescindible para nuestra supervivencia hasta el punto de que no podemos aguantar más de cinco días sin beber nada de agua, aproximadamente.

Por ello, el acceso a agua potable y saneamiento es un derecho humano reconocido por las Naciones Unidas. Este organismo recuerda que el agua es también de vital importancia para la reducción de la pobreza y la sostenibilidad ambiental. Sin embargo, según advierte la ONU, los problemas relacionados con los recursos hídricos cada vez se agudizarán más debido al aumento de la población y al cambio climático.

De acuerdo con los datos que maneja Naciones Unidas, la escasez de agua afecta actualmente al 40% de la población mundial: 2.100 millones de personas carecen de acceso a agua potable y otros 4.500 millones no tienen servicios de saneamiento adecuados. Más de 700 niños de menos de cinco años mueren cada día por esta razón.

Esta crisis hídrica afecta especialmente a las personas marginadas, en regiones pobres o asoladas por el conflicto. El problema puede llegar a generar refugiados por la escasez de agua: la ONU alerta de que 700 millones de personas podrían verse forzadas a desplazarse por este motivo de aquí al año 2030.

Una niña recoge agua en una favela en Río de Janeiro, Brasil.

¿Por qué se celebra el Día Mundial del Agua?

El Día Mundial del Agua se celebra el 22 de marzo de cada año para llamar la atención sobre la importancia del agua dulce y su gestión sostenible. La ONU creó esta efeméride en 1992 en respuesta a la recomendación de la Conferencia sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo celebrada en Río de Janeiro, y este Día Mundial se celebró por primera vez al año siguiente.

Con su creación, la ONU animó a los distintos países a dedicar este día a la celebración de actividades para concienciar a la población sobre la conservación y el desarrollo de los recursos hídricos. El lema este 2019 es "No dejar a nadie atrás", coincidiendo con la promesa de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Uno sus objetivos, precisamente, es garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua para todas las personas antes de 2030.

Dos niños rohingya se bañan en el campo de refugiados de Cox's Bazar, en Bangladesh

¿Qué se puede hacer?

La ONU señala que el 22 de marzo es una oportunidad para aprender más sobre temas relacionados con el agua, compartir los problemas relacionados con este recurso y tomar medidas para cambiar la situación. En este día hay varios eventos programados por todo el mundo, que puedes consultar en este mapa. Para más información, también puedes ver esta hoja informativa elaborada por las Naciones Unidas.

El Día Mundial del Agua es también un buen momento para reflexionar sobre el privilegio que supone tener a nuestra disposición agua limpia y segura, algo que a menudo damos por sentado, y las maneras en que podemos contribuir a la preservación de los recursos hídricos. Algunos consejos básicos para ahorrar agua y contribuir a su gestión sostenible en nuestra vida cotidiana son más evidentes, como cerrar el grifo mientras nos cepillamos los dientes, optar por una ducha en vez de un baño (y reducir su duración), o llenar el lavavajillas y la lavadora.

Otra posibilidad es instalar dispositivos que controlen el consumo de agua, como difusores en los grifos y alcachofas de la ducha y cisternas que tengan sistemas de ahorro de agua. Si tienes una cisterna antigua, una opción es colocar dentro botellas de plástico, para así gastar menos agua al tirar de la cadena y, por supuesto, no usar el inodoro a modo de papelera. Es importante también arreglar goteras y fugas, puesto que por ellas se pierde una gran cantidad de agua.

Reducir el consumo de carne es una forma más desconocida de ahorrar agua, ya que la producción de este alimento emplea enormes cantidades de este recurso: 15.000 litros por kilo de carne, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. En general, reciclar y reducir nuestros niveles de consumo ayuda a preservar los recursos hídricos, ya que en la fabricación de cualquier producto se emplea agua.