Un turista ruso ha sido detenido en el aeropuerto de Bali, Indonesia, tras ser descubierto intentando salir del país con un bebé orangután escondido en la maleta, según ha informado la Agencia de Conservación de Recursos Naturales de Bali.

El detenido, Andrei Zhestkov, aseguró a los agentes que quería llevárselo para tenerlo como mascota. No obstante, no se descarta que perteneciese a una mafia de tráfico de animales, ya que después alegó que un amigo suyo se lo había comprado por 3.300 dólares, unos 2.600 euros.

En su equipaje también llevaba cinco lagartos y dos gekkos vivos. El pequeño primate, interceptado cuando pasaba por los rayos x, iba oculto en una cesta y estaba dormido ya que le había drogado con pastillas para que se relajase.

Los orangutanes están en peligro de extinción, y por ello podría enfrentarse a cinco años de prisión y 7.000 dólares de multa, algo más de 6.000 euros.