La patera estuvo un día y medio a la deriva sin agua potable, alimentos, chalecos salvavidas, o cualquier otro elemento de seguridad.
Varios de sus ocupantes, "desesperados" según remarca la Policía Nacional, optaron por beber agua del mar, lo que pudo provocar la muerte del segundo fallecido, quien también fue arrojado por la borda.
Al ser rescatados, los migrantes fueron trasladados al Puerto de Almería, donde recibieron una primera asistencia sanitaria. Seis de los pasajeros sufrían graves quemaduras químicas producidas por la mezcla del combustible, el agua marina y el sol. Uno de ellos llegó a requerir de varios días de hospitalización para reponerse de las lesiones sufridas.
Una vez recuperados, los agentes de la Unidad Central de Redes de Inmigración y Falsedades Documentales (UCRIF) entrevistaron a los ocupantes de la patera, que habían sido aleccionados para declarar que los responsables de la embarcación lograron huir.
Sin embargo, un "sutil "comentario en una de esas entrevistas levantó las sospechas de los investigadores, que profundizaron en las declaraciones de todos los rescatados hasta reconstruir lo sucedido.
Las manifestaciones de los testigos se vieron reforzadas por las denuncias por desaparición interpuestas por los familiares de los fallecidos, por lo que se procedió a la detención de los tres tripulantes de la patera, de 33, 20 y 19 años de edad, responsables de la seguridad de los seres humanos que transportaban.
El trabajo de los policías, asegurando la declaración judicial de los testigos, fue crucial para que el Juzgado de Instrucción número 1 de Almería decretara prisión provisional para los tres detenidos, todos de nacionalidad argelina, según ha destacado la Comisaría.