La desalinizadora del Prat de Llobregat extrae agua del mar y la convierte en agua potable: hasta 200 millones de litros diarios capaces de abastecer a un millón y medio de personas.

El divulgador medioambiental Miguel Aguado apunta a su uso "sobre todo en las islas, donde tenemos un recurso de agua salada que puede y debe y se está utilizando". Fue en Lanzarote precisamente donde se instaló la primera desaladora en España en 1965.

Ahora hay cerca de 800 plantas que, en tiempos de sequía, como los actuales, trabajan casi a pleno rendimiento. "Teniendo la infraestructura hecha y operativa, podemos desalinizar más o menos agua en función de la demanda", señala en este sentido el investigador del CSIC Diego Intrigliolo.

Aunque producen el 9% del agua potable que consumimos en España, las desalinizadoras aún están lejos de convertirse en la panacea, porque el proceso tiene costes, tanto económicos como medioambientales.

A este respecto, Julio Barea, responsable de Campaña de Aguas de Greenpeace, señala que tanto "la ubicación de la planta, la extracción de agua, la construcción" o "la energía eléctrica que consumen" emiten gases de efecto invernadero.

Además, su uso se limita a zonas costeras y producen un residuo, la salmuera, que es devuelto al mar, "con unas afecciones muy importantes a la biodiversidad", según destaca Barea, que incide en el impacto que tiene especialmente en la posidonia oceánica, un organismo protegido.

Por eso, el objetivo es hacer que estas plantas sean más sostenibles con el medio ambiente. En este sentido, Intrigliolo apunta a la posibilidad de utilizar energías renovables y "aproximaciones de economía circular para mejorar el aprovechamiento".

Por su parte, Aguado incide en que anteriormente "era un coste alto", pero ahora "ha bajado mucho el precio" y su "eficiencia es muchísimo mayor". "Es uno de los grandes campos donde podemos y debemos seguir avanzando", sostiene. De acuerdo con los expertos, no es la única solución frente a sequías venideras, pero es un recurso que no debemos escatimar.