El articulista Rafael López-Monné, amigo personal de Oscar,
el jefe de planta fallecido de la empresa petroquímica que estalló por los aires el pasado martes, ha relatado en un artículo publicado en 'Fet a Tarragona' la ingente cantidad de irregularidades y fallos de seguridad en esa
empresa.
Él explica cómo su amigo "era incapaz de entender la actitud
de sus superiores" y le expresaba continuamente la preocupación por la seguridad
de la fábrica. La última vez que se vieron fue el 31 de diciembre, en
Nochevieja. "Nos quedamos intranquilos con algunos de sus comentarios", asegura
López-Monné, que relata que la situación empeoraba día tras día: "A la falta de
personal se sumaba la imposibilidad de echar a algún trabajador claramente
incompetente. A la empresa le resultaba demasiado caro".
"Notaba que Óscar estaba intranquilo y preocupado por la
falta de personal y la seguridad de la fábrica", relata, asegurando que "ha
sido la avaricia" la que se ha llevado la vida de su amigo "y de los demás
desgraciados".
"Me gustaría pensar que estas muertes sirven para algo.
Sería la mejor manera de honrar su memoria", relata haciendo un llamamiento a
los políticos para acabar con un "sistema económico que se caracteriza por la
despiadada obsesión por la maximización de beneficios a cualquier precio y la
pérdida progresiva de poder político y social para frenarla".
Rafael López-Monné relata que la tarde de la tragedia él
mismo escribió un mensaje a Oscar, pocos minutos después de la explosión. "Sigue
sin respuesta, mi querido amigo no contestará nunca. No me lo quito de la
cabeza. Muy probablemente ya estaba muerto cuando lo envié desde el confort de
mi casa", apunta.
En el mismo texto asegura que "no es habitual que a esas
horas de la tarde los responsables de planta de las industrias químicas
continúen en el trabajo, pero en aquella empresa no era nada excepcional" y
recuerda que la fábrica fue vendida en 2014 al empresario extremeño Ricardo
Leal. A partir de ahí, señala, llegaron unos años de bonanza con "enormes beneficios" pero a pesar de ello "la empresa impulsó una política de recortes de puestos de
trabajo".
"Quienes conocieron a Óscar saben que era tremendamente
responsable y recuerdo perfectamente cómo era incapaz de entender la actitud de
sus superiores y cómo le preocupaba la seguridad de la fábrica", asegura.
A parte de Oscar, la explosión ha dejado dos muertos más,
otro trabajador de la planta y Sergio, un hombre que estaba tranquilamente en su casa cuando una chapa de una tonelada derrumbó su techo y le aplastó, todo a
más de un kilómetro de distancia del siniestro.