La policía italiana busca la cabeza del joven egipcio Mahmud Abadlá, un peluquero de 18 años que fue asesinado en Génova (noroeste de Italia) por dos compatriotas porque quería cambiar de trabajo y temían que los clientes de su negocio se marcharan con él.

Los Carabineros del Núcleo Submarino del Comando de Génova trabajan en la zona de los acantilados de Chiavari donde ya se localizaron las manos de Abdalá, asesinado en la madrugada del pasado lunes, gracias a las indicaciones de uno de los dos detenidos, según han informado este miércoles los medios locales.

Tras cometer el crimen en el apartamento de los acusados, el cadáver fue mutilado y arrojado al mar según la confesión de Mohamed Ali Abdelghani, hermano del dueño de la peluquería en la que trabajaba, que está "conmocionado" y "quiere colaborar" con la justicia, según ha declarado su abogado tras visitarlo en prisión.

Los dos hermanos, de 26 y 27 años, acusados de homicidio voluntario agravado por fútiles motivos y destrucción de cadáver, son "altamente peligrosos" y pueden destruir pruebas, según la fiscal del caso.

Ambos fueron detenidos gracias al cruce de datos telefónicos con el análisis de las imágenes de las cámaras de vigilancia, que les mostraron cargando la maleta en la que supuestamente introdujeron el cadáver tras el asesinato.

Abdalá, según la reconstrucción policial, quería cambiar de trabajo, ya que sus jefes le pagaban poco y en negro, por lo que acudió a otra peluquería de Génova, cuyo propietario colgó unos vídeos en Instagram en los que se veía al chico durante una prueba y en los que se podía apreciar su talento.

El hombre ha explicado que el domingo, cuando Abdalá ya se había marchado, los dos detenidos entraron en su tienda y mostraron su oposición a dejar marchar al joven, porque les habría hecho perder clientes. Posteriormente, recibió una llamada amenazante advirtiéndole de que no le contratara.

El crimen ha conmocionado a la comunidad musulmana local. "Rezamos por Mahmud, una oración colectiva con algunos de sus amigos que están todos muy tristes y enojados. Nuestra ley prohíbe desfigurar a un difunto, es una ofensa para él y para sus familiares. Lo que pasó es terrible y además por algo tan trivial", ha asegurado el imam Husein Salah según los medios.

El imam explicó que el hermano del fallecido, que trabaja en Milán (norte de Italia), le dio a la noticia a su madre en Egipto, y que ahora están a la espera de celebrar funeral. "Cuando sea posible lo enterraremos. Y la cabeza debe ser enterrada con él", ha explicado.