Con la cara desencajada y exhausta, así llegaba la madre de las dos chicas pakistaníes, de 21 y 24 años, asesinadas por su propia familia a Barcelona. "Está traumatizada. Os podéis imaginar. Viene de un viaje muy largo", asegura el cónsul general de Pakistán en Barcelona, Mirza Salman Babar Baig, que la acompaña.

Anteriormente, el cónsul había explicado que recibió un mensaje de socorro de la madre diciendo que creía que su vida "corría peligro" y se puso en contacto con la policía local pakistaní. Ya está a salvo después de un largo viaje y de temer por su vida y por la de su hijo en Pakistán. La investigación está en curso, pero el hermano y el tío de las dos chicas han reconocido ser los autores materiales del crimen.

"La Policía tiene todas las evidencias del asesinato. La pena mínima para un crimen así es de 25 años en prisión", afirma el cónsul. Todo apunta a que fue un crimen de honor. Las dos hermanas residentes en Tarrasa (Barcelona) viajaron a Pakistán engañadas por su familia. Les dijeron que su madre, a la que mantenían retenida, estaba enferma.

Cuando llegaron, les asfixiaron y les dispararon por querer separarse de sus maridos, que eran sus propios primos. Los Mossos d'Esquadra han interrogado desde España al entorno de las jóvenes. Al parecer se habían ido de casa de su padre y habían iniciado nuevas relaciones, acontecimientos que uno de sus hermanos mayores no aceptó. Ahora su madre comienza, junto a su hijo menor, una nueva vida en Barcelona.