Buscan en, lo que algunos expertos llaman, "una escena fantasma". Sin cuerpo y sin apenas pistas, cuando una persona desaparece, las primeras 48 horas son fundamentales y se deben responder cuanto antes grandes incógnitas.

"¿Quién era?, ¿Cómo era?, ¿En qué situación se encontraba?, ¿Tenía amigos?, ¿Tenía enemigos?", son algunas de las preguntas necesarias que hay que conocer, según la abogada penalista y criminóloga Beatriz de Vicente de Castro.

Es lo que se denomina "autopsia psicológica", que se establece preguntando al entorno del desaparecido, pero los investigadores se enfrentan siempre a un problema: la subjetividad.

"En la desaparición es fundamental tener una idea clarísima de cómo es la persona desaparecida y tenemos que tener en cuenta que la familia nunca nos va a dar un perfil de la persona desaparecida que tenga más de un 50-60% de realidad", aconseja Ángel Galán, comisario del Instituto de Probática e Investigación Criminal.

Se mide también lo que sabe la opinión pública. "Desde luego se omiten datos importantes para la investigación que permiten descartar un montón de información y incluso a veces se arrojan datos que no son totalmente ciertos para eliminar información que realmente no es válida para la investigación", explica de Vicente de Castro.

Con más de 13.000 denuncias por desaparecidos en España hasta agosto, la ley establece plazos para dar a una persona por desaparecida total para poder, por ejemplo, administrar sus bienes. Pero los investigadores aseguran que la realidad es que nunca se deja de buscar.